jueves, 3 de julio de 2014

"Si pudiese hablar de ti"

El salto de la comba tiene esas cosas. Nunca sabes si pisas el suelo para tomar impulso o es la realidad, esa que divisas desde el aire, la que te empuja para volver a tierra. Entre salto y salto hay un universo de treinta centímetros o menos, y la velocidad de la cuerda te achica la distancia entre realidad y recuerdo, esa maldita combinación que te reforma el presente y se retuerce sobre el pasado. 

Abiertos en canal, los sentimientos no saben de memoria, de realidad o de ficción. Importa la verdad silenciada durante tanto tiempo, y el olvido premeditado, tanto como la mirada íntima sobre uno mismo, cuando el cuerpo se achica y el corazón se esconde. 

 

 

Así nace "Si pudiese hablar de ti", un juego con la memoria y los sueños, lo cierto y lo imaginado a partir de una realidad en datos que otros investigaron y que nos llegan lejanos o maquillados. 

Una historia de personas, familia, pueblo, ciudad o país, puesta en limpio si la memoria contribuye a esa labor y no la confunde más. Están todos los que fueron; estamos muchos más de los que convivimos. 

 

 

 

Recordar tiene estas cosas. Poner la memoria del pasado al servicio del futuro sus ventajas: poder reescribirla.




viernes, 13 de junio de 2014

Aquel Madina de ahora mismo

Se coló a pie de caballo entre la cena del Master sobre liderazgo político y el inicio del curso sobre la socialdemocracia en el siglo XXI que se iniciaba en la mañana siguiente. Como si se hubiese planificado, justo en medio uniendo los dos temas, tan hablados y ya pendientes de reescribir. Lo dijo el mismo: hay que hacer una relectura de la socialdemocracia, recordar su origen, a quienes han trabajado por difundirla, a quienes contribuyeron a desarrollarla y a quienes la consolidaron en nuestro pais hasta convertirla en un bien común hasta el punto de que solo ahora los dinosaurios se atreven a saltar las rayas rojas con los Jaguar rojos que aparcaban en las aceras.

Madina, Edu para los más atrevidos, extendió su larga sombra por encima de la noche y cuando se empezaba a abrir la solapa del guión del curso nuevo, aun resonaba la frase de portada de la cena: educación, educación, educación... Tan lejos de aquel visionario que hablaba de programa programa programa. Educación y cohesión social. E I+D con un Harvard multimillonario por medio, para envidia o santo y seña de todas las universidades europeas, que ni todas juntas rascan ni importan lo mismo.

La socialdemocracia en tiempos de cólera parecía en su reflexión todo menos una duda de qué hacer, tanto que igual el curso sobre repensar la socialdemocracia era un tiempo inútil salvo la curiosidad de la moviola que traía cuanto se hizo, cuanto importaba, cuanto significó aquella primera idea de hace 80 años hasta ahora, que parece que no se sabe que hacer con ella. Mejor aun, que no se sabe que hacer sin ella.

Ronroneaba Madina de pequeño a la pequeña vecina de barrio cuando Rubial ya le decía aquello de antes todos éramos tan diferentes y sin embargo cantábamos la misma música con diferentes lenguas. Y lo contaba al hilo de tanto brinco inicial por llamar a arrebato a la socialdemocracia europea cuando ese "grave accidente de tráfico financiero" nos estalló en la pantalla de los telefidiarios, mientras la socialdemocracia europea quitaba la saliva a las cornetas que en otro tiempo despertaban a las masas.

Y ponía blanco sobre negro esta nueva transición de ahora que rompe los pactos entre capitalismo y humanismo que llevaron a tantas renuncias a contrapelo, y volvía a poner en la memoria a aquella Margaret Tachert de las novelas, que hoy en España seria una nueva beata o una nueva Teresa de Jesús destructora en vez de reformista frente a los reformistas actuales, hijos y nacidos de un hombre pequeño, un diablo menor. Educación y cohesión social, esa consigna que desde 1982, hace treinta años, un sevillano convirtió en bien común e irrefutable hasta para la derecha más derecha que se quiso llamar socialdemócrata en el estado de las autonomías y se empeñó en meter a sus sindicatos hermonos en la socialdemocracia sndical de la CIOLS, esa organización que tanto apoyaba a la vez que vigilaba y vigila el camino.

Educación y cohesión social en un país de 4000 dólares de renta per.cápita. Volver a colocar a España donde llegó después de la caída del muro, recomponer las lineas rojas sobre igualdad y libertad. Recomponer la relación de países en desarrollo humano de la ONU, que crece y crece ya sin España. Dejar de competir por ser el mejor farolillo rojo de la carrera, y educación y más educación.

La noche se extendía y parecía más clara la respuesta para el dia siguente, como una larga sombra desde la mesa de cenar hasta el aula del curso. Se hablaba de Euskadi, tan entre paréntesis después de que a ese niño mal criado del temeroso PP vasco se le escapase su famoso "ya no juego", tirando la pelota al patio del vecino, deseoso de tener el balón en campo propio para aprender a regatear en vez de rajarlo como solía.

Faltaron fuegos artificiales, decía con la boca pequeña, sabedor de que el final de este paréntesis de ahora con Patxi a la cabeza es un enorme pero hermoso interrogante para esta España ya sin dictaduras franquistas ni ensoñaciones asesinas, tan humillantes ambas como inservibles para los hombres ni los países.

Antes de irse, a punto del primer año sin edad del 15M, anunciaba su miedo a que lo que no queremos porque no nos gusta, sea lo que otros quieren que no exista, a que cuando queramos darnos cuenta hayamos perdido la oportunidad de crecer sin haber amaestrado los zapatos.

Sin cólera, Madina, Edu para los más atrevidos, acomodó la camiseta en los hombros y nos dejó buscando el significado de lo evidente: que la socialdemocracia es perfectible, como mejor valor; que lo que no es mío si es de alguien para anularlo y que la paz de Euskadi es, especialmente, de quienes la buscaron a pecho descubierto.

sábado, 1 de febrero de 2014

Cortina rasgada (El PP en Valladolid)

Hitchcock ha muerto. Casa cual en su conferencia se miente a sí mismo en la oscuridad de los pasillos y ante la luz de los focos. Cuando estas en la oposición el guión de la historia inventada suele durar poco. Casi menos que el flash del móvil. Da carrete para un rato de vanagloria y para motivar el discurso de los postres, instantes previos a que la erótica se duerma y recojan las banderas.

Cuando gobiernas, el mensaje es distinto. La realidad nubla la mentira y empaña el ardor del futuro que describes. El interés no es el esperado grito de victoria, que nadie escucha, ni el guión sobre las razones de lo no hecho. Por eso los que aún siguen con cierta curiosidad la vida de los partidos y los gobiernos sólo esperar que el líder anuncie el cambio de rumbo, como un advenedizo navegante, un Cristobal Colón que descubre la redondez de la Tierra a mitad del viaje a ninguna parte. 

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno,
puño en alto en Valladolid
Casi nadie se acuerda ya de la Conferencia Política socialista, aunque se augura que será el comienzo de un nuevo capítulo de una historia sin fin. El PP ha aprovechado que la memoria es perezosa y ha aprovechado el hueco para celebrar su Conferencia en el reino del viejo patrón, para mayor dolor del que se quiere jubilar, como aviso que no ofensa de que el mundo es redondo y que aunque haya una posible caída, el horizonte siempre parece rectilíneo; sólo hace falta recuperar las bridas de los caballos desbocados y nada como el poder oportunamente repartido, ese azúcar que domeña ánimos encabritados. 

A Valladilid, la ciudad del alcalde pepero más fascista y repudiado, en el cubiculo de las mejores esencias del PP, han llevado a Mariano Rajoy para darle un baño de esencia propias remozadas y forzarle a anunciar que queda un año y medio teórico para las elecciones y que, una vez instalado el mensaje de que ya. O estamos intervenidos como país, él va a dirigir el viaje que queda con el verdadero programa que nunca se enseñó y ahora ya está claro. Un nuevo relato de mentiras electorales con Pedro J adormecido, el tesorero traidor encarcelado hasta que calle y la izquierda más radical situando al PP permanentemente en un espacio de moderación que nunca se creyó. Y los demás, ensimismados. 

Subida de impuestos, subida de cotizaciones, subida de servicios esenciales como la luz para alimentar la derecha económica, y un anuncio de bajada de impuestos que dan cobertura a los nuevos impuestos y recortes que vienen cobertura y puente de plata al codicioso ministro de Hacienda, el mejor servidor que la CEOE sonó nunca. 

Rajoy ha tapado consolida y cinta aislante las rajas de navajas del telón del PP, y ha encerrado en el camerino a Aznar, borracho de nostalgias, sólo se le olvido que el aire seguirá entrando por el agujero por el que los actores espían cómo va la taquilla y la platea. Por esa rendija otean si el horizonte se cueva porque el ruido de tormenta ya hace meses que los ha dejado sordos. O tal vez sólo sea la soberbia.

PSOE. Volver a Bono

A Patxi López (54 años) le gusta tener cerca a Emiliano García Page (45 años), alcalde de Toledo, como le gusta arrimarse el poder ascendente de Susana Díaz (44 años), presidenta de Andalucía. Son los cargos más jóvenes del PSOE en las jornadas sobre el futuro del socialismo que el PSE-EE organizado en Euskadi a punto y seguido de la Conferencia Política de Madrid. Seguramente porque el fondo de la Conferencia fue corto y el eco breve, el exlehendakari y secretario general de los socialistas vascos intenta apurar al máximo ese eco y el tiempo y espacio político que la actualidad le va dejando de momento para hablar de política, como él dice últimamente.
Le gusta Susana Díaz porque, a su edad, sus poderes crecen como la espuma y las maniobras  sevillanas la han colocado donde nadie espera: dirigiendo la mayor fuerza socialista de un territorio. Tras las reticencias del expresidente Griñán por apoyar un nuevo pacto interno entre andaluces y vascos, que en realidad buscaba mano libre y larga para seguir gobernando su partido través de Susana Díaz, Ferraz (sede de madrileña del PSOE) ha mullido el asiento de la presidenta andaluza para, a partir de ahí, construir una alternativa de cara a las elecciones primarias en las que ella no será candidata pero si va a determinar el resultado.
Emiliano García Page, alcalde de Toledo
y secretario general de los socialistas de Castilla_La Mancha
El discípulo moderado
Y también valora Patxi López la cercanía de Emiliano García Page porque el joven abogado que ascendió hasta la alta política manchega y nacional de la mano de su líder, José Bono, ya es secretario general del PSOE castellano-manchego, el segundo en votos después de Andalucía, además de alcalde de Toledo en su segunda legislatura. Es esta, la razón del cargo interno, la que más ha interesado a los organizadores de las jornadas “Reflexiones de futuro” que estos días están teniendo lugar en las tres capitales del País Vasco.
En este sentido, probablemente la presencia del líder castellano-manchego sea la que más rédito le ha traído al secretario general del PSE-EE, porque es muy alta la posibilidad de una vuelta de los resultados electorales a favor de los socialistas esa Comunidad, que el PP está utilizando como laboratorio ideológico y testar el aguante social de sus medidas. Pero también, y sobre todo, rédito porque la presencia de garcía García Page es la presencia de José Bono, que no ha tirado ninguna toalla política desde que perdiera el congreso del PSOE frente a José Luis Rodríguez Zapatero.
El alcalde toledano tiene bien ensayado el discurso sobre la recuperación de las esencias históricas del PSOE, se declara como optimista consciente y recoloca el ejercicio de gobernar en el nivel de la moderación social frente a la etapa del presidente Zapatero. Autoestima y prudencia. Reitera el binomio izquierda/socialdemocracia pero índice en lo que no son ninguna de las dos conforme va desgranando lo que, a su entender, son errores de juventud de los gobiernos del expresidente. No entiende que se defienda el mantenimiento del Estado social a costa del propio Estado y le pide a su partido una reflexión en profundidad sobre la gestión y promesas sembradas en este sentido, que llevó a afianzar para la izquierda socialista la imagen de ineficacia, un cliché inamovible que sitúa en el haber de la derecha.
Entiende que fue bueno el debate constitucional que llevó a crear una la estructura de un Estado monárquico pero con un reparto de poderes cuasi republicano; pero no le vale la política de “barra libre” territorial que Zapatero propugnó llevado del empellón estatutario desde los partidos de la oposición, y cuando se le pregunta por la infanta imputada habla de la financiación de los partidos y qué hacer frente a la corrupción en el ámbito político. Así, con un lenguaje ensayado durante años cerca de las paredes de José Bono, Emiliano García Page deja claro que no será candidato en las primarias socialistas a la Presidencia del Gobierno y no recurre al tópico de “si mis compañeros me lo piden”, como quien se pone una pancarta en el pecho y la espalda.
Con lenguaje a pié de calle, que algunos califican de “discurso de vuelo corto”, el mejor alumno de Bono va definiendo a quien le escucha las grandes líneas de un programa que no es para septiembre, para la elección interna de ese candidato, sino para el dia después. Ya que no cree mucho en estas primarias anunciadas, -“pero lo peor sería dar marcha atrás ahora, caeríamos en el foso de la incredulidad social”- siembra la duda de para cuándo es válido su argumentarlo de futuro, de si ya piensa en el día después y en ese Congreso extraordinario que algunos vienen pidiendo y que esas primarias no ha silenciado, solo postergado. Para entonces, García Page cree que es más importante recuperar el mejor programa que hizo el partido antes del Congreso que eligió a Zapatero, que construir un programa nuevo, y, sin ahorros políticos en la caja, revisar la estructura que mejor ha resistido el partido y el programa que llevó al cambio de Gobierno aunque nadie lo daba por seguro. Habla de enredo cuando Bono, y él a su lado, comenzaban a sumar mayorías sociales y electorales en una Castilla-La Mancha donde gran parte de la población ascendió a la clase media votando PSOE, hasta que el miedo les llevó a la boca del lobo, porque el miedo a la pobreza es mayor que el zarpazo de la bestia.
Cree que el PSOE comienza a encontrar su espacio, con la vuelta de la confianza y el espacio que el PP esta dejando en sus manos aunque, como Felipe González marcó hace pocos días en Bilbao, el PSOE debe querer ser la mayoría que consiga echar al PP con ayudas de otros. Pero esa tensión por ser la referencia mayoritaria, reclama García Page, debe darse en todos los territorios por igual. Al final, aunque Patxi López le pide que vuelva a situarse en lo que le llevó a Euskadi –hablar de crisis y ayuntamientos- y que hable de economía, Emiliano pega el salto y habla de Cataluña, de los errores y los antagonismos y de antibiótico para las inflamaciones del corazón, porque el PSOE sólo puede combatir con músculo político y lo demás se podrá resolver con dinero.

Emiliano García Page no será candidato en primarias; es el cocinero que está moviendo, con el oficio de maestro, la estrategia de Bono para las primarias, donde quiere jugar con ideas y no con nombres como hacen los demás. Será el guardián de las esencias que Bono intenta recuperar desde su retiro de la Vega toledana, donde el Cristo de Inés Vargas sigue apoyado en su hombro para que se noté que Bono es un hijo predilecto. por si algún día vuelve a entrar en Ferraz sin que le pidan el DNI. Emiliano, con los textos fundamentales en la mano, estará en el otro lado de la puerta, esperando su hora.


Artículo publicado en Diario de Noticias de Álava            30 enero 2014

miércoles, 29 de enero de 2014

Rubalcaba, Patxi López y el juego de las palabras

Los socialistas vascos han organizado un ciclo de conferencias para hablar del futuro del socialismo a las puertas de las elecciones europeas; Felipe González ya ha pedido de nuevo reinventarse y Rubalcaba pondrá en valor su herencia delante de la presidenta andaluza y el de Asturias. Patxi López guarda silencio mientras le dan las últimas puntadas a su traje de candidato. Sabe que es el niño en el bautizo, y el novio en la boda pero no quiere ser el difunto de las próximas elecciones europeas, y espera que el duelo pase de lejos.

El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el del PSE-EE, Patxi López volverán a estar juntos dentro de unos días como cierre de las jornadas “Reflexiones de futuro”, que han organizado en Euskadi los socialistas vascos y la Fundación Ramón Rubial. Era muy importante para el PSOE que esta convocatoria arrancara días atrás con la intervención del expresidente del Gobierno, Felipe González, quien, antes que presidente del Gobierno, fue secretario general del partido. Era lógico que, a modo de anfitrión, quien se sentase a su lado en primera jornada sobre el futuro fuese el secretario general del PSE-EE, que también es expresidente (exlehendakari), en este caso del Gobierno vasco durante casi una legislatura completa.

Con el conocimiento de la historia sobre sus espaldas, Felipe González disertó sobre el futuro de casi todo, con especial atención al del Partido Socialista. Eran muchas las miradas cruzadas entre ambos pero muchas más las que dirigían los asistentes al líder intentando ver el eco de sus en la expresión de Patxi. No dejaba de ser el acto una cierta ceremonia de la confusión, probablemente no intencionada, porque Felipe sigue manteniendo el perfil de quien ya no quiere ser el guía de nadie, pero habla, y Patxi López espera llegar al mes de septiembre sin decir si quiere ser algo más que exlehendakari de Euskadi; por ejemplo, candidato a las elecciones primarias del partido para la presidencia del Gobierno; una posibilidad que todo el partido (la suma de los más fuertes) ya tiene descontado y mientras el resto de la sociedad, si es que algo le va o le viene ya en esta historia, mira con curiosidad y sorpresa el juego de palabras sin contenido y silencios llenos de palabras.

No venía al caso que Felipe, siempre cauto y, no obstante, siempre en el borde de la crítica, hiciera una declaración de apoyo expreso a Patxi López candidato en las primeras, porque mantiene que no es tiempo de afirmar lo que cantan las vecinas, y porque toda la liturgia de estas jornadas ya va destinada a formalizar la entronización del candidato vasco para suceder a Rubalcaba. Todos son conscientes de que este pequeño simposio socialista sobre “qué hacer” tiene la doble importancia de rodear al nonato candidato, crear en su entorno una nube de ideología sin que Patxi necesite presentar los contenidos de su perfil como aspirante, porque no sería aún el momento de hacerlo, y, en segundo lugar, crear la imagen de unidad en torno al circunstancial líder de una candidatura que aún no se ha presentado pero ya parece estar bien negociada durante la Conferencia Política. Un tercer objetivo, tan poco declarado como los otros dos, es el de hacer la ola y situar al frente del debate a un aspirante a líder socialista nacional sin que tenga que exhibir ya los huella de su dentellada o las piezas que nunca tuvo.

Pese a esta nebulosa orquestada en torno al futuro, el futuro no es menos impreciso dentro de la niebla. Sobre todo, internamente. No son nuevas las palabras de Felipe sobre la necesidad de no centrar la mirada en el ombligo del PSOE, no vaya a ser que se vea el humo, pero la sensación es que su mensaje no fue comprendido después de la derrota, que se tomó a humo de pajas esa primera advertencia de hace más de dos años y que, como púgiles sonados, la pelea ha continuado sobre el ring interno todo este tiempo mientras la sociedad hace ya más de un año que pide, por boca del desprecio, que le devuelvan las entradas, porque la crisis, la verdadera, está en otra calle.

Ese juego con la palabra futuro que se declina estos días en Euskadi, con los máximos representantes socialistas en primer plano, va y viene de una parte a otra del socialismo vasco pero tampoco en este sentido las palabras tienen igual significado. Cuanto más oídos sordos se les comienza a hacer a Felipe González y a otros muchos cercanos, más insiste él en su idea de que hay que “buscar a la sociedad y no esperar a que vuelva por si sola al PSOE”, otros dirigentes territoriales vascos aconsejan no desesperar, que ya vendrán ellos solos porque solo ese viejo partido es capaz de ser oposición y aportar respuestas a una sociedad descreída que ya no escucha a los políticos ni en la radio, aunque estos opinen que si no les escuchan, peor para ellos.

 ALLÍ DONDE ESTÉS, TE AYUDARÉ

Ese discurso con timbre soberbio son palabras hiladas para los actos de euforia, para el envalentonamiento frente a unas encuestas que en Euskadi ponen al PSOE contra las cuerdas de una posible nueva derrota; por eso es importante que hablen del futuro en esas Jornadas dirigentes en activo como Rubalcaba o Patxi López. Ambos llegaron a la clausura del último Congreso Nacional del PSE-EE, hace casi un año, en el Palacio Euskalduna de Bilbao, ese lugar de congresos donde la música del presente supera la imagen vieja de lo que Bilbao fue industrialmente. Palabras nuevas sobre cimientos sólidos. En esa ocasión, el actual secretario general del PSOE le prometió al recién elegido secretario general del socialismo vasco que “allí donde estés, te ayudaré”, esa es una clave del futuro, porque a  Patxi López las elecciones europeas próximas ya le pillan de lado y no estará presente para comprobar si el PSE-EE supera o repite suspenso en las municipales próximas, donde tanto se juega en Euskadi.

Aquellas palabras de Rubalcaba siguen resonando llenas de significado. Tal vez sea esa promesa la que le ata las ansias a Patxi López, la que le obliga a estar presente sin pronunciarse, porque, aún cuando se hable de futuro, el suyo lo controla otro. Felipe González insiste en que se salga de la zona de seguridad de las instituciones, que protegen a fuerza de ocultar, y que el PSOE sea capaz de reinventarse, porque la sociedad ha cambiado, pero algunos en Euskadi pueden salir malheridos en el próximo combate electoral si continúan abrazados a unos Estatutos que parecen prohibir lo que el expresidente y los propios congresos propugnan hasta que, en el viaje de regreso, se pierde el significado de las palabras.

A Euskadi se ha querido traer el debate sobre el futuro del socialismo que hace dos años no encontró hueco en el Congreso de Sevilla, ni tampoco hace semanas en la Conferencia Política de Madrid. Tal vez ahora solo queden tres imágenes fijas: La de Felipe junto a Patxi pidiéndole audacia; la de Rubalcaba recordando su promesa al líder vasco; y la foto del aspirante a candidato de las primarias socialistas pidiéndole a la imagen de Ramón Rubial que infunda de suerte e inteligencia a quien vaya a decidir la elección de futura del nuevo secretario general del PSE-EE, una designación siempre llena de palabras y actitudes difíciles y arriesgadas.


Artículo publicado en Zoom News       29 enero 2014

http://www.zoomnews.es/194112/actualidad/espana/rubalcaba-patxi-lopez-y-juego-las-palabras              

miércoles, 22 de enero de 2014

Manu Leguineche, antes de que se nos olvide

A veces -tantas veces...- la memoria despierta y reacciona cuando alguien conocido muere; alguien de quien te has acostumbrado a vivir sin tenerlo a flor de piel, en la agenda de los afectos presentes, los que te ayudan a caminar. En cualquiera que sea el apartado donde tenias a esa persona, como si fueran las pequeñas cajas de seguridad de un banco, las cerraduras saltan con ese chasquido que reconoces cuando se rompe un hueso. No sientes el dolor en el instante mismo, se va desbordando e inundándote conforme te vas dando cuenta de que esa rotura de las cerraduras era un aviso de algo real, inevitable, irremediable. 

Escribimos sobre la muerte de Manu Leguineche, el jefe de esa tribu inmensa de profesionales del periodismo y sientes con otra mucha gente las ganas de escribir una necrológica como esas que nos mandaban redactar cuando empezamos. Pero los epitafios de hoy son palabras desnudas que solo muestran nuestra soledad mayor de hoy.

Se fue Manu y hoy se hace más grande, más a flor de piel, el dolor por los que también tienes guardado en el apartado de los afectos que se marcharon antes y que te unía a un triángulo amoroso en el que ni siquiera hacía falta conocerse, solo conocer a quien conoces que conocía antes y más a quien se ha ido. Por uno y por otro hoy escribo esto.

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sábado, 11 de enero de 2014

ETA y los fuegos fátuos

Interior, el Ministerio de Fernández Díaz, ha montado en cólera por el atrevimiento de los expresos de ETA a reunirse públicamente en un teatro de Durango tras ser excarcelados por haber cumplido su condena, un hecho al que ha denominado "akelarre". Tal vez piense el pío ministro, tan fiado de los milagros, que los 63 reunidos conseguirían invocar a los dioses de la mitología vasca para acudir en su ayuda por la independencia de Euskadi y darse una orgía sexual como las que le atribuyen a las pobres y supuestas brujas de Zugarramurdi. Por desgracia, el ministro ha conseguido su objetivo: encender a su clientela electoral, más que apaciguar aguas restando importancia al acto mismo.
Fernández Díaz, ministro del Interior
del Gobierno de Mariano Rajoy (Foto EFE)
Con ser destacable la adhesión de los exconvictos etarras al comunicado hecho por la asociación que agrupa a los presos que permanecen encarcelados por causas iguales a las suyas, lo importante realmente era precisamente comunicado, no la relevancia de quienes lo leyesen, lo reiterasen o se adhirieran públicamente a el. Hay quien incluso lo ha denominado “broche de la credibilidad” de la estrategia de ETA después del abandono de las armas. Pero, en realidad, todo es más simple, como suele ocurrir casi siempre. En el  imaginario de una gran parte de la izquierda abertzale sigue latiendo aquel viejo slogan a favor de la amnistía para los etarras - ¿recuerdan aquello de "no estamos todos, faltan los presos"?- que se gritaba en las manifestaciones convocadas por las Gestoras de la nada. La aparición de los 63 exconvictos tiene el mismo valor que la aplicación de descargas de desfibrilador a un cuerpo ya inerte, pero mantiene vivo ese imaginario que convierte en coral las voces sueltas.
La declaración de José Antonio Pastor, saliendo una vez más a la palestra en vez de hacerlo su secretario general del PSE-EE y para calificar como acto de propaganda el encuentro de Durango, acierta en que es propaganda, aunque omita que la propaganda en política es sinónimo de comunicación muchas veces, algo en lo que la izquierda abertzale saca cabeza a todos incluso en estas sus horas bajas. Y acierta también en quitarle importancia al acto. Pero sería un error restarle la trascendencia que tiene porque esos 63 expresos lo son porque antes hubo una sentencia de un Tribunal Europeo que reconocía sus derechos frente a la interesada lectura que el PP hace de la política penitenciaria para el conjunto de la población carcelaria, aunque luego siembre la actualidad de indultos igualmente arbitrarios e incluso descontados antes de ser concedidos.
Tanto el ministro como el portavoz de los parlamentarios socialistas vascos prefieren no recordar que ese encuentro cuenta con un auto del juez Santiago Pedraz, de la Audiencia Nacional, oída la fiscalía, que reconoce que el derecho de los convocantes a celebrar ese encuentro de Durango sin presuponer que sea un acto delictivo. ETA decidió abandonar las armas, los presos todos pertenecientes antes y ahora a la banda han decidido condenar la violencia, la lucha armada, y aunque les quedan aún bastantes asignaturas por aprobar y actitudes por comprobar, es de esperar que sea esa, la “vía Durango”, la que adopten porque es la única que la Justicia y el conjunto de la sociedad está dispuesta a admitir. La salida a la calle, frente al castigo añadido de demonización que algunas asociaciones de víctimas del terrorismo e Interior pretendían aplicar, es un paso trascendental dentro de ese nuevo tiempo que el comunicado de los presos han abierto después de que ETA haya decidido dejar en sus manos el futuro del proceso de paz. Para llegar ahí ha sido necesario mucho trabajo, mal reconocido y mal calificado siempre, de organizaciones que, en definitiva, han buscado la paz por encima de las diferencias y no se han resignado a que en Euskadi imperase un estado de guerra ni un estado de cadena perpetua.
Es difícil que nadie llegue a poder escribir con distancia suficiente el relato sobre la violencia y la muerte sembradas por ETA, ni sus miembros podrán hacerlo. Esa crónica tan ansiada por el lehendakari Íñigo Urkullu y que el PP tanto teme tendrá que esperar a que se apaguen definitivamente los fuegos fátuos que a veces surgen del suelo y de la historia como si fuesen organismos en descomposición, según unos o, según otros, luces sin energía que se balancean de un lado a otro hasta que desaparecen. No será ni con unos ni con otros con los que se pueda visualizar el futuro. El auto de Pedraz aporta más a la convivencia que los exabruptos ministeriales y que la propaganda, cuando esta sustituye al ejercicio de la política, que a veces parece tan negado a algunos políticos.



Artículo publicado en Diario Noticias de Álava       11 de enero de 2014

http://www.noticiasdealava.com/

lunes, 6 de enero de 2014

Euskadi después de Durango

La paz en Euskadi no avanza, pero la historia de esa guerra está aparcada. Hay quien se esfuerza en reclamar que se escriba un relato objetivo de esos casi cincuenta años del denominado conflicto vasco pero ni el Gobierno peneuvista de Iñigo Urkullu ni los protagonistas de una y otra parte tienen un especial interés en que así se haga. La realidad les supera y ha convertido en papel mojado la Ponencia de Paz propuesta en su dia por el PSE-PSOE, la elaborada por el PNV y hasta los discursos en el Parlamento de cualquiera de los grupos políticos representados, que apenas consiguen “posicionarse” sin que se les note lo forzado de la postura.
Ex-convictos de ETA, reunidos en Durango (Foto EL PAIS)
La “cumbre de expresos” de ETA en Durango tiene un significado especial por todo lo que ha removido, no solo por la foto de 63 convictos que han cumplido su pena en base a las propias leyes españolas, aunque haya tenido que ser el Tribunal Europeo de Derechos Humanos el que obligara a su aplicación. Los expresos se han echado a la calle, han apoyado el comunicado de los que aún permanecen en las cárceles y se han erigido en el emblema de lo que debería ser el reto y el futuro real y más sutil de Euskadi: el de los juegos de la convivencia. La Euskadi política vive como un espectador más el final de ETA y ve cómo los protagonistas verdaderos (ETA e Interior) han conseguido hacerse con el guión al margen de los partidos políticos y del propio Parlamento vasco, en el que el PNV tenía puestas tantas esperanzas.
Conviene recordar que el abandono de las armas le vino al PSE-PSOE a contrapelo, o eso parece y nadie lo ha desmentido; que al PP le pilló con su líder más destacado en el viaje de salida y su sucesora aún anda buscando las llaves de la luz; que el PNV se encontró el comienzo de la paz en su año más horrible, el de la desorientación hasta que los socialistas decidieron echarle una mano por conveniencia propia; y que la diversa izquierda abertzale aún estaba aprendiendo a gobernar y mirando de reojo a quienes tenían el mando a distancia de su futuro, ETA y la recién llegada Sortu. Solo la voz en el desierto de Patxi Zabaleta, líder de Aralar, nos advirtió en varias ocasiones de cual era el camino, aunque en un tiempo que ni el mismo era capaz de precisar.
DE LA CARCEL, A DURANGO
El auto del juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz -y la opinión de la Fiscalía- decidiendo que no había motivos para prohibir la concentración de ex presos que ya han cumplido su condena, ha sentado la clave de lo que es posible en ese largo camino de la convivencia entre vascos tras el abandono de las armas por parte de ETA. Por lo que dice y por lo que no dice, la Justicia vigila y vigilará que nadie atente contra el marco jurídico actual y que es dentro de esos límites por donde debe transcurrir, si es posible, ese reencuentro social sin armas. La política, incluida la que desarrolle el Ministerio del Interior, tampoco podrá avasallar ese espacio del estado de derecho forzado por sus votos y compromisos con algunas asociaciones de víctimas, y tendremos que entender que los modos de la política penitenciaria recogidos ya en el Código Penal es la última herramienta que le queda al Gobierno frente a ETA.
Se le quitó importancia al comunicado que la banda terrorista hizo antes de esa reunión de Durango porque parecía no anunciar nada nuevo con el envoltorio, salvo que los presos hablarían. Pocos se percataron de que ese deseo de hacerse presentes era el anticipo de una rendición principal, guardadas ya las armas: el baluarte de los presos iba a caer y ya nada tiene vuelta atrás. Ellos, los presos, eran la clave del arco y todo hacía pensar que sólo por ahí se llegaría a la paz final. La sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot les dio hecha la coartada, la de tener a sus agentes más destacados, los presos, en la calle sin necesidad de esperar al beneplácito o un acuerdo del Gobierno de Rajoy. Con la paz afincándose en la calle por la vía de los hechos y la mitad de los presos fuera, lo demás parece importar menos.
EL INFLUJO DEL “AKELARRE”
En muchos aspectos, el “akelarre” de Durango al que se refería el ministro Fernández ha tenidos efectos no tan mágicos para las fuerzas políticas de Euskadi y el propio Gobierno de Rajoy. Demuestran que, más allá de esa sensación de esa visión excepcional de la política penitenciaria, existen formas y vías para poner fin a este proceso que de fe de vida a la paz y que los cauces de la Justicia son suficientemente anchos, porque obliga a los condenados y respeta los derechos de todos. A los lados de ese cauce se seguirán escuchando las voces de quienes han encontrado en la existencia de ETA y la aspiración de la independencia su razón de ser. Y al otro lado permanecerá esa parte de la sociedad que, ajenos al dolor de las víctimas, comienzan a sentir la soledad que la paz produce a veces.
Bildu siente en el cuello el soplo de los que le exigen que incremente una presencia social perdida, una capacidad de influencia como la que, por otros medios y con otros motivos, tenían; han perdido fuelle desde que hicieron acto de presencia en las instituciones y no han conseguido que se cumplan los santos mandamientos que condicionaban la paz al futuro de los presos. Bildu ha perdido o dejado a ETA y los presos el protagonismo de la normalización de Euskadi, pese a sus continuas comparecencias. Saben que solo pueden alzar la voz, sin más consecuencias, para reclamar lo que reclaman; el fin de la dispersión, el final de una política penitenciaria reinterpretativa del Código Penal y que vulnera derechos, aunque añadan coletillas viejas como la capacidad de decidir sobre el futuro de Euskadi y su autogobierno y la negociación del futuro de Euskal Herria con los gobiernos español y francés. Incapaz de ponerse por delante de los verdaderos protagonistas de este final de ETA, sus presos y las asociaciones que los representan, EH Bildu se ha refugiado en un discurso vacío y sobrepasado por los hechos. Si algunas vez creyeron ser los representantes de esa vanguardia que ETA decía ser, la realidad les va convirtiendo a pasos de gigante en una fuerza política disgregada y sometida al albur de los votos y el sentimiento de los votantes como ciudadanos, no solo como militantes, que viven el día a dia de los gobiernos abertzales allí donde les han colocado los votos.
En este escenario imprevisto, la crisis económica y su debilidad parlamentaria no le permite al PNV recitar con fuerza su letanía sobre el derecho a decidir, porque el foco de la actualidad vuelven a ser los presos y esa cuestión no está en su mano pese a la lastimosa petición de encuentro que Urkullu le ha hecho a Rajoy para tratar esta parte de la historia. Con un PP vasco adormecido y sin otra hoja de ruta que el parcheo político de los presupuestos del PNV, el presidente del PP mira hacia otro lado y sabe que en esta hora como nunca la partida sobre Euskadi la juega él y que será su gobierno quien, antes o después, protagonice el final del terrorismo. Será el regalo de ETA a EH Bildu y del PP español al PP de Euskadi, que duerme mientras sueña con ese día.
Aunque los enunciados de los partidos sobre la paz hayan desaparecido, el “euskobarómetro” del Gobierno vasco más reciente mantiene la importancia de este tema para los ciudadanos. Por eso se entiende menos la ambigüedad del PSE-PSOE, al que le vaticinan dos escaños menos si hubiera elecciones autonómicas hoy, como al PP. A pesar de su apoyo al gobierno del PNV con el pacto económico para cuatro años y su visto bueno a los presupuestos de 2014, la sociedad no se reconoce en el PSE-PSOE, que durante casi cuatro años gobernó Euskadi. Todo hace pensar que el espacio del socialismo vasco atraviesa un larga etapa de indefinición política sobre las cuestiones fundamentales y la paz es una de ellas.

Es muy intenso de nuevo el aire sobre la convivencia en Euskadi después de las armas y el encuentro de Durango ha puesto a prueba la habilidad del PSE-PSOE, que ha pasado de criticarlo como “propaganda” a defenderlo ante los ataques del PP, todo ello de un dia para otro. Si el Partido Socialista vasco se mantiene en el nivel de los grandes discursos y sin capacidad de protagonismo alguno, corre el riesgo de hacerse notar solo por los juicios altisonantes pero al margen de la realidad que avanza. Por encima del debate sobre el derecho la autodeterminación, la actualidad se ha vuelto hacia el final de ETA y al PSE-PSOE le vendría bien encontrar un discurso interno y externo coherente más allá del que Rubalcaba le dejó escrito a Patxi López por si venía a cuento hablar del derecho a decidir, que no es el tema del dia, sino el de los juegos de la convivencia, reinstaurar la democracia en la calle.


Artículo publicado en Zoom News       6 enero 2014

http://www.zoomnews.es/176325/actualidad/espana/presos-intentan-marcar-paso-fase-final-del-terrorismo