sábado, 1 de febrero de 2014

PSOE. Volver a Bono

A Patxi López (54 años) le gusta tener cerca a Emiliano García Page (45 años), alcalde de Toledo, como le gusta arrimarse el poder ascendente de Susana Díaz (44 años), presidenta de Andalucía. Son los cargos más jóvenes del PSOE en las jornadas sobre el futuro del socialismo que el PSE-EE organizado en Euskadi a punto y seguido de la Conferencia Política de Madrid. Seguramente porque el fondo de la Conferencia fue corto y el eco breve, el exlehendakari y secretario general de los socialistas vascos intenta apurar al máximo ese eco y el tiempo y espacio político que la actualidad le va dejando de momento para hablar de política, como él dice últimamente.
Le gusta Susana Díaz porque, a su edad, sus poderes crecen como la espuma y las maniobras  sevillanas la han colocado donde nadie espera: dirigiendo la mayor fuerza socialista de un territorio. Tras las reticencias del expresidente Griñán por apoyar un nuevo pacto interno entre andaluces y vascos, que en realidad buscaba mano libre y larga para seguir gobernando su partido través de Susana Díaz, Ferraz (sede de madrileña del PSOE) ha mullido el asiento de la presidenta andaluza para, a partir de ahí, construir una alternativa de cara a las elecciones primarias en las que ella no será candidata pero si va a determinar el resultado.
Emiliano García Page, alcalde de Toledo
y secretario general de los socialistas de Castilla_La Mancha
El discípulo moderado
Y también valora Patxi López la cercanía de Emiliano García Page porque el joven abogado que ascendió hasta la alta política manchega y nacional de la mano de su líder, José Bono, ya es secretario general del PSOE castellano-manchego, el segundo en votos después de Andalucía, además de alcalde de Toledo en su segunda legislatura. Es esta, la razón del cargo interno, la que más ha interesado a los organizadores de las jornadas “Reflexiones de futuro” que estos días están teniendo lugar en las tres capitales del País Vasco.
En este sentido, probablemente la presencia del líder castellano-manchego sea la que más rédito le ha traído al secretario general del PSE-EE, porque es muy alta la posibilidad de una vuelta de los resultados electorales a favor de los socialistas esa Comunidad, que el PP está utilizando como laboratorio ideológico y testar el aguante social de sus medidas. Pero también, y sobre todo, rédito porque la presencia de garcía García Page es la presencia de José Bono, que no ha tirado ninguna toalla política desde que perdiera el congreso del PSOE frente a José Luis Rodríguez Zapatero.
El alcalde toledano tiene bien ensayado el discurso sobre la recuperación de las esencias históricas del PSOE, se declara como optimista consciente y recoloca el ejercicio de gobernar en el nivel de la moderación social frente a la etapa del presidente Zapatero. Autoestima y prudencia. Reitera el binomio izquierda/socialdemocracia pero índice en lo que no son ninguna de las dos conforme va desgranando lo que, a su entender, son errores de juventud de los gobiernos del expresidente. No entiende que se defienda el mantenimiento del Estado social a costa del propio Estado y le pide a su partido una reflexión en profundidad sobre la gestión y promesas sembradas en este sentido, que llevó a afianzar para la izquierda socialista la imagen de ineficacia, un cliché inamovible que sitúa en el haber de la derecha.
Entiende que fue bueno el debate constitucional que llevó a crear una la estructura de un Estado monárquico pero con un reparto de poderes cuasi republicano; pero no le vale la política de “barra libre” territorial que Zapatero propugnó llevado del empellón estatutario desde los partidos de la oposición, y cuando se le pregunta por la infanta imputada habla de la financiación de los partidos y qué hacer frente a la corrupción en el ámbito político. Así, con un lenguaje ensayado durante años cerca de las paredes de José Bono, Emiliano García Page deja claro que no será candidato en las primarias socialistas a la Presidencia del Gobierno y no recurre al tópico de “si mis compañeros me lo piden”, como quien se pone una pancarta en el pecho y la espalda.
Con lenguaje a pié de calle, que algunos califican de “discurso de vuelo corto”, el mejor alumno de Bono va definiendo a quien le escucha las grandes líneas de un programa que no es para septiembre, para la elección interna de ese candidato, sino para el dia después. Ya que no cree mucho en estas primarias anunciadas, -“pero lo peor sería dar marcha atrás ahora, caeríamos en el foso de la incredulidad social”- siembra la duda de para cuándo es válido su argumentarlo de futuro, de si ya piensa en el día después y en ese Congreso extraordinario que algunos vienen pidiendo y que esas primarias no ha silenciado, solo postergado. Para entonces, García Page cree que es más importante recuperar el mejor programa que hizo el partido antes del Congreso que eligió a Zapatero, que construir un programa nuevo, y, sin ahorros políticos en la caja, revisar la estructura que mejor ha resistido el partido y el programa que llevó al cambio de Gobierno aunque nadie lo daba por seguro. Habla de enredo cuando Bono, y él a su lado, comenzaban a sumar mayorías sociales y electorales en una Castilla-La Mancha donde gran parte de la población ascendió a la clase media votando PSOE, hasta que el miedo les llevó a la boca del lobo, porque el miedo a la pobreza es mayor que el zarpazo de la bestia.
Cree que el PSOE comienza a encontrar su espacio, con la vuelta de la confianza y el espacio que el PP esta dejando en sus manos aunque, como Felipe González marcó hace pocos días en Bilbao, el PSOE debe querer ser la mayoría que consiga echar al PP con ayudas de otros. Pero esa tensión por ser la referencia mayoritaria, reclama García Page, debe darse en todos los territorios por igual. Al final, aunque Patxi López le pide que vuelva a situarse en lo que le llevó a Euskadi –hablar de crisis y ayuntamientos- y que hable de economía, Emiliano pega el salto y habla de Cataluña, de los errores y los antagonismos y de antibiótico para las inflamaciones del corazón, porque el PSOE sólo puede combatir con músculo político y lo demás se podrá resolver con dinero.

Emiliano García Page no será candidato en primarias; es el cocinero que está moviendo, con el oficio de maestro, la estrategia de Bono para las primarias, donde quiere jugar con ideas y no con nombres como hacen los demás. Será el guardián de las esencias que Bono intenta recuperar desde su retiro de la Vega toledana, donde el Cristo de Inés Vargas sigue apoyado en su hombro para que se noté que Bono es un hijo predilecto. por si algún día vuelve a entrar en Ferraz sin que le pidan el DNI. Emiliano, con los textos fundamentales en la mano, estará en el otro lado de la puerta, esperando su hora.


Artículo publicado en Diario de Noticias de Álava            30 enero 2014

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