sábado, 1 de febrero de 2014

Cortina rasgada (El PP en Valladolid)

Hitchcock ha muerto. Casa cual en su conferencia se miente a sí mismo en la oscuridad de los pasillos y ante la luz de los focos. Cuando estas en la oposición el guión de la historia inventada suele durar poco. Casi menos que el flash del móvil. Da carrete para un rato de vanagloria y para motivar el discurso de los postres, instantes previos a que la erótica se duerma y recojan las banderas.

Cuando gobiernas, el mensaje es distinto. La realidad nubla la mentira y empaña el ardor del futuro que describes. El interés no es el esperado grito de victoria, que nadie escucha, ni el guión sobre las razones de lo no hecho. Por eso los que aún siguen con cierta curiosidad la vida de los partidos y los gobiernos sólo esperar que el líder anuncie el cambio de rumbo, como un advenedizo navegante, un Cristobal Colón que descubre la redondez de la Tierra a mitad del viaje a ninguna parte. 

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno,
puño en alto en Valladolid
Casi nadie se acuerda ya de la Conferencia Política socialista, aunque se augura que será el comienzo de un nuevo capítulo de una historia sin fin. El PP ha aprovechado que la memoria es perezosa y ha aprovechado el hueco para celebrar su Conferencia en el reino del viejo patrón, para mayor dolor del que se quiere jubilar, como aviso que no ofensa de que el mundo es redondo y que aunque haya una posible caída, el horizonte siempre parece rectilíneo; sólo hace falta recuperar las bridas de los caballos desbocados y nada como el poder oportunamente repartido, ese azúcar que domeña ánimos encabritados. 

A Valladilid, la ciudad del alcalde pepero más fascista y repudiado, en el cubiculo de las mejores esencias del PP, han llevado a Mariano Rajoy para darle un baño de esencia propias remozadas y forzarle a anunciar que queda un año y medio teórico para las elecciones y que, una vez instalado el mensaje de que ya. O estamos intervenidos como país, él va a dirigir el viaje que queda con el verdadero programa que nunca se enseñó y ahora ya está claro. Un nuevo relato de mentiras electorales con Pedro J adormecido, el tesorero traidor encarcelado hasta que calle y la izquierda más radical situando al PP permanentemente en un espacio de moderación que nunca se creyó. Y los demás, ensimismados. 

Subida de impuestos, subida de cotizaciones, subida de servicios esenciales como la luz para alimentar la derecha económica, y un anuncio de bajada de impuestos que dan cobertura a los nuevos impuestos y recortes que vienen cobertura y puente de plata al codicioso ministro de Hacienda, el mejor servidor que la CEOE sonó nunca. 

Rajoy ha tapado consolida y cinta aislante las rajas de navajas del telón del PP, y ha encerrado en el camerino a Aznar, borracho de nostalgias, sólo se le olvido que el aire seguirá entrando por el agujero por el que los actores espían cómo va la taquilla y la platea. Por esa rendija otean si el horizonte se cueva porque el ruido de tormenta ya hace meses que los ha dejado sordos. O tal vez sólo sea la soberbia.

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