miércoles, 25 de julio de 2012

Puntos cardinales: Norte

En el vientre de la madre soñamos los paraísos que nos esperan, tan cálidos, protectores y justos como el que nos cobija. Yo soñaba ya entonces con un país verde y en libertad mientras ella caminaba, yo tardío ella inquieta, por ese secarral manchego heroico de pasado, incierto de futuro e injusto de presente y me dejaba balancear en la calidez de la cárcel cobijo que esa tierra fue siempre. Un país verde como este norte/norte que recorro estos años en presente y pasado y, quien sabe cómo cuándo y hasta donde, en futuro.

Desde el sur, el norte es como un ramalazo de melancolía, que iguala el tañer de campana de la ermita marinera de San Juan de Gaztelugatxe con el golpe de niebla gris y sesta amarilla arriba de Piedrahita, cuando te bajas del autobus porque no hay dios que siga sin ver.

En Gaztelugatxe no se puede ascender mientras rezas. El via crucis de escalones no te carga de espíritu religioso: Este trasiego personal de ascenso lento y descenso ligero te va alejando en cada esquina de ti mismo hasta reencontrarte con la raspa de tu alma y las quejas de tu cuerpo delante y después de millones de huellas anteriores. Escalones entre agua asombrada de tan lejos y tan cerca, de ese verde tajo en la tierra que llama a puerto de un faro a otro, de una bocana a otra. Una roca en altamar a bocajarro.

Os advierto. Descubrid que entre el gris invierno de Os Ancares y el amarillo de la retama que crece junto al románico recondito de ese Empordá que arde como la yesca gallega del  eucalipto, no hay matices, que uno es solo uno mismo, en todo este recorrido, sea dormido o despertando asombrado de la inmensidad de la playa de O Sablon de Bayas/Avilés o el vacío imaginado donde Monte Louro esconde el sol cada tarde.

Y con la mirada puesta en un punto u otro de este mapa, desde la pequeñez humana descubres que no hay diferentes, manos distantes, sino distancias.

En este norte no hay norte sin mar, un horizonte verdiazul que te acompaña mordiendo la arena sin saciarse y te reclama para brincar sobre la espuma como lo hacen los cuerpos domados en la Tarifa del sur o las playas asturianas, ensimismados en el riesgo, vencedores del miedo en todo caso.

De este a oeste, navegamos en cercanía, de cabo en cabo, de faro en faro, en Malpica, Ortegal o Rosas, con la cabeza soñando un territorio imposible y los dedos arando cada día un paraíso que soñamos verde y libre.

lunes, 16 de julio de 2012

Antes de que pase el dia: El estremecimiento

Desde hace un tiempo tengo un nudo en la boca del estomago que se remueve cada vez que me miro en el espejo de este blog. Es como un vuelco casi de ciencia ficción en el que mi interior sale de mi mismo y se me presenta delante para ser advertido y valorado por su propietario, que soy yo.

Uno, a cierta edad camina con la seguridad de conocerse suficientemente, de tener claras sus convicciones y de saber diferenciar el bien común del mal individual, eso que solemos llamar uso de la razón aunque no siempre vaya de la mano de la madurez adecuada. Este regurgitar del yo más intimo frente al yo mismo de cada día me enfrenta a un alguien que, por minutos, pongo en duda que sea el yo de siempre.

Ilustración de El Roto (El Pais, 15 julio 2012)

La hecatonbe de este país, cada hora mayor y distinta, me pone en cuestión la estima sobre mi coherencia para enjuiciar la realidad, pone en cuestión mi equilibrio, el mío y conocido por mi, para valorar las situaciones y las realidades cambiantes de estos últimos meses, me hace desdecirme a ratos sobre la sinrazón o la lógica de lo que estamos viviendo y me genera, en fin, una enorme duda sobre mi ubicación como ciudadano y como ente pensante. 

Me conforta, pero me sorprende antes, leer opiniones de personas admiradas por mi desde hace años a las que siempre he tenido por medidas, coherentes e influyentes, lo que quiere decir que su pensamiento coincide y es respaldado por amplios sectores de la sociedad española. Coincide esta nueva visión mia sobre ellas con mi propIa exaltación, esa diferente imagen de mi mismo frente al que me creía ser hasta ahora. El exabrupto político que nos pretende hacinar en la fosa de la resignación encuentra en ellos y en mi la misma reacción airada, tan exabrupto ya como el que nos provoca. Y los mensajes adquieren ahora una rotundidad y una agresividad propia del ánimo que reacciona más que del ánimo que yo entendía que razonaba. 

Este sentirme frente a frente con un extraño airado, reactivo e inquieto que resulta ser yo mismo produce un profundo estremecimiento tan rotundo y seco como esta algarabía de hipocresía de los aplausos en sede Parlamentaria a favor de la siega de derechos y servicios a los ciudadanos o esa vieja creencia, insultante e irreconciliable con el hoy día de que aquella "mayoría silenciosa"del franquismo -sobre todo la de los muertos- les sigue valiendo y acompañando como respaldo a las decisiones que han hecho suyas. Nunca en democracia, porque estamos en democracia al menos aparente, había escuchado a quien gobierna con mayoría absoluta mayor insulto contra su propia mayoría de apoyos. 

Se que esta es la razón del estremecimiento, lo que el espejo patrio refleja para nuestro sentido y nuestra capacidad de razonamiento, lo que nos dice de la discrepancia violenta entre la realidad que nos anuncian metódica, estratégicamente  prevista, y lo que somos capaz de asimilar no ya desde nuestra ideologia personal sino como sociedad. 

Estremece la soledad frente a los hechos, esa impotencia individual ante la inacción colectiva; esa inutilidad del individuo frente a los poderes que incluso individualmente hemos votado. Estremece, y de que manera, la voz que nos lee a diario las proclamas sobre los derechos que nos han correspondido y el eco irónico, malditamente irrespetuoso, de los protagonistas que no fuimos ni seremos. Comprobar, en fin, que sobre nuestras aspiraciones y derechos han montado un "tablao" de encubrimiento y descaro. 

No identifico del todo este nuevo ser que bulle dentro, quizás porque tantos años por medio nos habían hecho olvidar que el peor enemigo intimo es el miedo y que nunca antes nos había vuelto a amedrentar como ahora nuevamente y a bocajarro. Compruebo que esta imagen que tengo enfrente, a través de este espejo quebrado, es la mía, sin duda alguna. Por eso me pregunto, aun hoy, si alguien tiene derecho a quebrantar con estas formas nuestras reglas de convivencia tan endebles siempre, si alguien merece el derecho de nuestra entrega vacíos de conciencia, si alguien puede escapar impune y durante mucho tiempo al mayor delito, el de estremecernos socialmente sin que retumbe en sus oídos el estruendo de nuestra inquietud, de tanto hombre, mujer y derechos rotos. 

miércoles, 11 de julio de 2012

Sólo un momento: La nueva España del PP



Antes de que pase el dia: Majestad, ponte tu


Si no fuese tan critica la crisis y tan poca la oposición, seria un sarcasmo que los ciudadanos y ciudadanas de este país tengan que ver al rey al frente de la España intervenida por el capital más que europeo, más allá de sus escuetas intervenciones recientes sobre la crudeza de nuestra crisis o sobre la crisis real, la suya que, para colmo, también es nuestra.

El viernes 13 que el gobierno de Mariano Rajoy se ha programado como nuevo hito de este carnaval político que ya dura seis meses, puede ser un insulto a la inteligencia, una pedrada a la paciencia o un alarde de estupidez. Pero es más que eso situar el anual Consejo de Ministros deliberante que el rey preside y que, si sirve para algo, es para hacerle creer al monarca que es rey, momentos antes del Consejo de Ministros habitual, el otro, el que parece de verdad, el que confirmará la renuncia del gobierno a ser gobierno para pintar de acuerdos lo ya anunciado y para convertirse en verdugo social como pocos lo fueron. Esa coreografía deliberada forma parte de su estrategia reivindicadora del poder absoluto para el partido gobernante por encima de cualquier orden e institución.

Si hubiese un solo hálito de republicanismo heredado de aquellos viejos liberales perdidos en la UCD, podría entenderse este juego de poderes entre el ejecutivo y la monarquía, aunque fuese un nuevo anacronismo de la derecha culturofranquista que nos gobierna. Los hechos de estos seis meses, sin embargo, nos dicen que esa estrategia es más que un juego: el despotismo parlamentario, la burla y mofa de los profesionales de la administración que la sostienen con sus pros y sus contras, la carga con fuego real contra el sindicalismo mientras se da cuartelillo a la derecha empresarial para que en su cobijo lama las heridas de sus fracasos organizativos, la carga de caballos herrados contra los partidos y los políticos, como si fuesen cosa ajena a ellos mismos, o, por ir acabando, el recorte del mapa territorial, como un dibujo escolar de quita y pon, nos enseña no los modales sino los objetivos de un programa que, por bárbaro y anticonstitucional, no se atrevían a enseñar, de lo cual hicimos anécdota en los mítines sin animarnos a descubrir, por no zaherir excesivamente, si eran galgos o podencos.

Comprobaron, ellos, los otros, sin necesidad de grandes gurús, que la crisis económica provocada por este partido que gobierna y por sus hermanos siameses europeos era la mejor coartada para, sin necesidad de resucitar al dictador, clavar el miedo en la nuca y aprovechar para poner en pie una nueva etapa de rigor ideológico con el añadido de la zafiedad de un ministro de Hacienda como nunca conocimos, el descaro cultofascista de la presidenta de la Comunidad madrileña o el descarnado derechismo ideológico de la secretaria general del PP, señora De Cospedal, presidenta en una de las comunidades autónomas con más historia social y más pobreza renaciendo.

A este viernes 13 de nueva edición llegamos con un rey desnudo y sin casaca que le apoye. Con un gobierno que ha rendido armas al anochecer de Bruselas y ha montado en Zarzuela un remedo de cumbre institucional de afirmación nacional, un escenario vacío en el que esconderse detrás de una pantalla donde la economía proyecta caricaturas de gobernantes, como en ese entrañable “Espacio Brell” de la capital belga. Sombras chinescas para ilusos desilusionados que, pese a todo, andan erre que erre. Llegamos ya con el espíritu roto por las medidas previstas que se suman a las que aún no hemos terminado de asumir.

Si, también: A este viernes y 13 llegaremos más solos cada cual, más indefensos y mas inertes que nunca, resignados a darle tiempo a la izquierda que gobernó a que asuma la verdad de que nuestro pecado original fue creer como creíamos en el paraíso prometido y el suyo morder la manzana que les ofrecía el lobo feroz. Vanitas vanitatis después de todo si al menos quedara un solo resquicio de esperanza que no pisotee cualquier dia de estos uno de esos congresos de estos destinados a renovar lo inrenovable. Entre tanto, el PP seguirá ninguneando las peticiones de pacto que, erre que erre, se le pide, esa limosna para perro pedigüeño. No vino hasta aquí para eso. El Parlamento se ha convertido en un reino vagabundo sin energía y ni siquiera expresión corporal, un erial por el que pasear a los ministros sabiendo que la oposición aún anda aprendiendo a hacer espadas de madera.

En este día, poco antes del 13 viernes de autos, solo divisamos el hilo de luz de una marcha multicolor que vino de una mina negra y que, pese a su debilidad, ya habrá hecho historia para cuando llegue el fracaso. 

martes, 10 de julio de 2012

Solo un momento: La "Santa Compaña" busca a Mariano Rajoy

Esta madrugada, un hilo de luz recorrerá las calles de Madrid, el que forman las linternas de los casos de los mineros asturianos. Como si de una "Santa Compaña" de sus vecinos gallegos se tratase, pero Compaña negra ahora, llegaran en silencio hasta la Puerta del Sol, frente a la Delegación del Gobierno en Madrid, sobre el mismo hormigón que sostuvo el 15-M tantas madrugadas hasta que las mangueras barrieron todo menos la memoria.

Con M de Madrid, de Memoria, de Mayo o de Minería, volverán a levantar la voz que templaban anoche en la sierra de Madrid al compás de la guitarra de Victor Manuel, notas veteranas de lucha y tierra, que a veces pierden sentido entre el lenguaje de los planes, ajustes, promesas, programas, mentiras y videos.

Su crisis, una de las aplazadas por el Gobierno de Zapatero con el consenso de Bruselas, se la han explotado en la cara con una esas raciones de grisú social que el Gobierno del Partido Popular nos anuncia a bombo y platillo, nos reafirma en las cloacas mediáticas y nos revienta en la cara cada viernes, como si de una promesa, esta sí, pero religiosa, se tratase.

La "cuerda" minera en Madrid se unirá a las otras líneas de las diversas crisis que el PP ha instalado sobre ese emblema social que es la Puerta del Sol, se unirá a esa malla de crisis sobre la que la derecha social del país se balancea sin miedo porque sabe que, aunque pierda el equilibrio, por debajo aún no hay nadie esperando para pedirle cuentas. Los mineros, en este rato de la historia, son la única luz visible que marcha enlazando tierras, ciudades y brazos solidarios, en una España que el PP deshilacha, como Penélope, su tapiz, sin nocturnidad, pero con alevosía y desafío rayano en el insulto.

Con nuestros errores, elegimos los gobiernos que consideramos más capacitados para gestionar nuestros intereses como ciudadanos. Creíamos que esa es una de las bazas de la democracia frente a lo demás. Ser representados, defendidos y hacernos corresponsables en ese esfuerzo. Hoy, en este momento, somos menos ciudadanos, menos respetados y más pobres. Quedan muchos viernes aún en este calendario mariano de las miserias de la política. Aún tendremos tiempo y motivo para preguntarnos cómo pudimos llegar tan abajo, cómo pudimos recorrer tan rápidos el camino hasta chocarnos con el barro del que hace tan solo un mes hablaba en la sierra de Madrid Ludolfo Paramio.

Pese a la voluntad de ser optimistas, el conocimiento de la realidad genera excepticos, por eso es dificil imaginar que los mineros asturianos cerrarán su crisis o la dejarán donde estaba después de las reuniones que buscan. Pero su paso hasta Madrid nos dice desde hace días que por algunas venas aún corre sangre y que esta crisis "tan nuestra" es una crisis bastarda.

lunes, 2 de julio de 2012

Antes de que pase el dia: Euskadi y la historia de los pueblos


En los minutos más posconstitucionales, en vísperas de aquellas primeras elecciones democráticas, la Unión de Centro Democrático encargaba a su Gabinete de Prensa electoral el programa de la coalición con la sombra en la nuca del partido único que pretendían. Sumaban, corta/pega, diferentes programas de diferentes partidos con voluntad de centro pero origen y actitudes dispares frente a la dictadura franquista. Todos, eso si, intentando aprovechar el ímpetu de una sociedad ansiosa de libertad.

Parte de aquel trabajo de ensamblaje del vehículo centrista buscaba respuesta, una posible postura conjunta ante aquella dicotomía que denominaban La Europa de los pueblos y la Europa de las naciones. Un trabajoso estudio al parecer para, finalmente, defender la primacía de los Estados sin enfadar a los poderes regionales ya instaurados en la naciente España de las autonomías.

La preocupación política por aquellos días era hacia el futuro, cómo establecer la relación con los poderes fácticos, especialmente económicos, de Catalunya y el País Vasco, sin mover el suelo hasta el punto de provocar a los sables aún desenfundados. Se pensaba que la recién recuperada libertad era suficiente de cara al conjunto de la sociedad y que un programa de desarrollo de algunos derechos colectivos valdría como mejor promesa electoral. Olvidaban en esa preocupación por el futuro español las diferencias sociales y económicas que habrían de surgir con fuerza de forma inmediata en cada territorio y sustentarían la estrategia de los principales partidos democráticos, dormida la ilusión federalista para unos mientras otros desplegaban la ambición independentista por bandera como una confusa mixtura de libertades y raíces.

Era, en todo caso, un tiempo decisivo para el futuro político y social español, el clamor de la libertad en la calle como alfombra de esa transición iniciada hacia la democracia y la convivencia, ahora vemos que con dificultades para el olvido.

Hace unos días, el Parlamento vasco decidía aplicarse una especie de jornada intensiva extraordinaria durante el mes de julio para poner a punto y debatir la batería de leyes que el Gobierno López tiene pendientes de ver aprobadas por un Parlamento que nació antes del anuncio por ETA del abandono de las armas y pendiente aún de un esperado anuncio de disolución de la mano terrorista.

Igual que entonces, la razón del Estado ilumina al Gobierno de los herederos de UCD y amenaza decenios de desarrollo autonómico cuando más poder que nunca la derecha ostenta en las regiones y nacionalidades españolas. E igual que entonces el debate se polariza en algunos territorios entre la bandera de la mejora de las condiciones sociales de los ciudadanos y la bandera del espíritu nacionalista. Hasta el punto de que se impulsa la marca “modelo Euskadi” y el debate lo confronta con el “modelo PP” imperante en casi todo el Estado.

También la sombra del futuro se posa en el cuello de esa jornada prolongada del Parlamento vasco, la continuidad de la actual configuración corre el riesgo de interrumpirse anticipadamente y no por el tiempo que aun falta de legislatura, sino por la presión ambiental sobre el propio lehendakari López y los restantes grupos políticos de ese inicio de transición trasladado desde la historia hasta el presente de Euskadi, donde la violencia fue la nube negra que durante los últimos cincuenta años impidió pensar en el futuro, en el sol de libertad que hace unos meses asoma.

El juego de intereses políticos y económicos ha quedado al descubierto tras la paralización del terrorismo y esa misma situación de esperanza ha dejado desnudos a demasiados reyes. De una parte, las vergüenzas al aire de la insuficiencia parlamentaria socialista, la dificultad para vertebrar desde el Gobierno y con pérdida de apoyo social una Comunidad que nace del compromiso de regar cada día las raíces superficiales de la historia pero no penetra en la tierra común, la que hace país decididamente. El PSOE ha soportado a duras penas las tensiones federales en su historia, pero ha hecho mella, aunque desde la minoría política, en el suelo rocoso de Euskadi planteando un modelo fiscal que no es menos de Euskadi pero sí más equitativo y eficaz .

Las vergüenzas al aire también de la cobardía política de los populares, que deciden escapar a cualquier responsabilidad de Gobierno en la actual situación,  y descubren la eterna impostura de su discurso autonomista en cuanto Madrid aprieta pero mantienen el apoyo en Catalunya a la derecha nacionalista de Convergencia y Unió, como una bicicleta de piñón trucado.

De otra parte, las vergüenzas al aire del nacionalismo asustado por quienes reclaman sin armas independencia, arrebatándoles el argumento histórico de la defensa de los pueblos frente a los Estados, y desorientados ante la evidencia de que la historia es posible sin ellos.

Finalmente, las vergüenzas al aire de quienes tanto les cuesta vivir sin las manos sujetas al hierro, de convivir sin techos negros por encima y a quienes los ciudadanos y el apoyo del nacionalismo económico les pusieron en las manos una responsabilidad mejor, la de gobernar, defraudada no por los aprendizajes, sino por ese hábito tan interiorizado de la imposición.

Decía recientemente la consejera de Trabajo del Gobierno Vasco, Gemma Zabaleta, que “hemos pensado más en lo que ha pasado que en lo que está pasando y lo que ocurrirá en el futuro”. Tal vez sea hora de dar por cerrado el pasado como obsesión, advertir que el presente se queda pequeño. Y que, incluso electoralmente, el futuro apuesta por los pueblos, por el bienestar y por poner fin a esta transición hacia la libertad, aquel valor superior que defendíamos en las primeras elecciones generales mientras UCD perdía su futuro entre los papeles sobre el modelo de Estado sin advertir que el país caminaba irremisiblemente sin ellos.

Antes de que pase el día: Miguel Hernandez y el archivero

Hace tiempo que dejaron de disputar por sus huesos, después de que la muerte prematura en una carcel franquista nos quitará un trozo más de aquel futuro prematuro bombardeado. 
La memoria de Miguel emigra a Jaen, de donde llegó Josefina
Hay quien se empeña en que la memoria cultural de este país no sea una nube social de reconocimiento, orgullo y honra compartida, sino una esponja informe que destila sangre permanentemente, hasta que pase a ser nada, ni siquiera memoria. A la memoria de Azaña hecha busto le han situado en la antesala de un WC del Parlamento para que sus señorías se lo miren con una cierta visión histórica de su nadismo y, pasado el centenario de su muerte como ser humano, a la obra de Miguel Hernandez le buscan un hueco en la repesca de los afectos para que su memoria cultural no muera entre los insensibles, alargados, desquiciados bordes de un recorte sin tijera, puro destrozo manual.
A la banca española no le han puesto un tribunal especial como hubiera sido razonable, sino una enfermería aislada de toda contaminación y con un solo tubo de entrada de aire/capital fresco cuyos responsables serán expertos financieros de los fabricantes del aire/capital, evitando cualquier riesgo de nueva contaminación. Y a la obra de Miguel Hernandez le han puesto un ojeador encargado de valorar lo que la presencia de su legado significa para el acerbo cultural de donde esa obra residía hace años: Elche. 
El archivero municipal, encargado de semejante desafío, seguramente habrá determinado que el poema "La palmera" de Miguel Hernández  es mucho menos determinante para el futuro de Elche que la dama de cerámica, que puso a la ciudad en el mapa; o habrá pensado que tanto escrito por leer, tanta vitrina por limpiar, tanto objeto personal almacenado no merece un espacio más razonable que el lugar de Azaña en el Parlamento; que invertir tres millones al servicio de ese señor Hernández no cabe en su lógica, la de archivero, acostumbrado a encajar volúmenes en los anaqueles municipales siempre insuficientes.
Con seguridad, lo del dictamen del archivero no es una argucia de la Alcaldía de Elche, sede hasta ahora de ese legado de un poeta universal. Seguramente su nivel de responsabilidad es mayor que su albedrío sobre ese capital cultural que vive como carga. Esa es la tragedia. Al archivador/ojeador le ha caído encima el marrón de justificar la incuria de sus ediles municipales gobernantes, sea cual sea su valoración sobre el autor. 
Miguel Hernández en su legado se va a vivir a Quesada, en Jaen, donde nació su mujer. Lástima que Saramago muriese ya; hubiera encontrado un nuevo motivo de su ira contra la ignorancia, a la que cabe sumar la ira por la indignidad de esta vacuidad mental que ni quienes les votaron merecen.