miércoles, 20 de noviembre de 2013

Votos, primarias y café con churros

Levantó bastante revuelo la presencia en Vitoria hace dos semanas de Luis Salvador, impulsor de "Socialismo y ciudadanía", en vísperas de la Conferencia Política del PSOE. Su intervención ante mas de 100 ciudadanos inquietos, muchos de ellos militantes del PSE-EE, no aportó grandes novedades a lo que desde hace casi dos años se viene debatiendo fuera y dentro de dicho partido. El diagnóstico que Salvador hacia describía en gran media el mapa de la crisis interna desde la pérdida de la elecciones generales,  mapa para el que la Conferencia Política de Madrid pretendía confeccionar una hoja de ruta para el futuro.
Más revuelo aún levantó horas después su decisión de darse de baja como afiliado al Partido Socialista y su aproximación al partido Ciudadans, una decisión tan personal como respetable. Salvador consiguió, eso si, que se pudiera hablar tranquilamente de esa inmediata Conferencia y, especialmente, de ese intento que se anunciaba de abrir el partido a la sociedad con motivo de unas elecciones primarias que aún no se sabe para cuándo serán pero sobre las que si vamos conociendo los nombres y algunos de los movimientos de quienes les impulsan, encumbran y respaldan.
Pasado ese encuentro destinado a decidir el mejor Partido Socialista posible para legar a la sociedad bien y pronto, las dudas del encuentro en Vitoria con Luis Salvador se han hecho realidad porque las caras conocidas que se despedían ese domingo en Atocha camino de su punto de origen llevaban dibujada la satisfacción de haber sorteado la cuádruple contradicción de debatir un problema sin resolverlo, superar el debate sin mantenerlo, mirar el futuro sin cerrar el presente y responsabilizar a un líder futro del cambio que se cuece en las cocinas del pasado.
Antes y después de Madrid se ha centrado el gran argumento de la apertura a la sociedad del PSOE en la posibilidad, por confirmar, de que en esas primarias quien lo desee pueda participar para elegir al candidato socialista a la Presidencia del gobierno de España. Cuesta creer que quien ha retirado su voto al PSOE reiteradamente en España y en las elecciones celebradas después de la llegada del PP y su mayoría absoluta, vaya a realizar  un acto de fe electoral, incluido registro y archivo de sus dato así como pago de una pequeña cantidad, que no es sino una forma de afiliación temporal y puntual. Quienes desde el interior del PSOE se dedican a captar nuevos socios saben el esfuerzo de esa labor y la casi imposibilidad de desarrollarlo, pero también conocen las maneras diversas maneras que algunos tienen de hacerlo en momentos muy concretos. Pensar en captar votantes en las elecciones internas y semiafiliarlos previamente es un salto, no ya imaginativo, sino ilusorio, salvo el valor de titular que entraña. Si esos supuestos votantes quisieran participar en esa elección y con ese objetivo ya lo serían de querer serlo.
Del PSOE se espera que cierre sus discrepancias internas pero, sobre todo, que aclare el mensaje. No es mala decisión convertir la Conferencia Política convocada para hablar de organización en un encuentro para hablar de ideas, si así hubiera sido de manera profunda y no de la necesidad de fabricar una foto diaria y reiterada. A la ciudadanía de hoy le importa poco ya quien sea el candidato socialista en unas elecciones generales dentro de  mas de un año y con unos comicios europeo que cada día parecen más un obstáculo para lo interno que una esperanza nacida en Europa. Como comenta un viejo socialista, lo del candidato es para el café con churros de los afiliados. A los demás les preocupa el país, el pan y sus derechos, no la cara socialista de turno.
Al hablar de participación externa, cerrada a las lecciones primarias, alguien se está haciendo trampas a si mismo al pensar que eso es un sinónimo de abrir el partido, una forma de implicar el conjunto de la ciudadanía, que debe confiar en las mismas personas y formas en que se ha convocado la propia Conferencia y se ha organizado la presencia y participación representativa de los afiliados. La sociedad, no solo los afiliados, mantiene una especial sensibilidad sobre la aspiración de permanencia de las organizaciones internas y sus responsables. Costará convencer de que incluso con nombres, apellido y cuota única se pueda influir en la maquinaria que plantea. convoca y organiza ayer una Conferencia con aire de congreso extraordinario y mañana unas elecciones primarias, sin alterarse por el hecho de que desde fuera se tuercen planes o nombres.  
Hablamos de pérdida de conexión del PSOE con la sociedad desde que el denostado Zapatero decidió aceptar al crisis como un hecho real pero no es cierto en su totalidad. El PSOE ha perdido la relación con la sociedad hace muchos años y la crisis sólo ha reflejado esa realidad en votos. No ha sido capaz de generar en el centro sociológico una defensa del bien común, sino la conveniencia de su disfrute. Ansió buscar la mayoría que el centro da o quita sin preocuparse por crear un convencimiento de la bondad de la estrategia, ha sido Incapaz de sostener el plan y de sostener la comunicación con una sociedad que nunca fue cómplice y que se siente abandonada a su suerte. Una sociedad sabe que sólo será recuperable, lo que quiere decir interesante de nuevo, si es el PSOE es capaz de darse la vuelta como un guante.
Tantos años después vuelve a comprobarse que la traducción del término socialismo no es siempre esa socialdemocracia como Willy Brandt predicaba, que se mantiene ese rechazo al modelo que la propia socialdemocracia impulsaba y que describía Carlos Solchaga en Tafalla hace años: El bien social, el bienestar, solo puede ser sostenible para los menos. Ese es abandono producido y sobre el que muchos, como el sociólogo Ignacio Urquizu, vienen incidiendo desde hace tiempo.
Perdida la sociedad, se ha construido un tótem virtual llamado Conferencia que solo los más ingenuos de dentro del PSOE esperaban que fuese el faro de la renovación. Y se encargó a conocidos y cercanos expertos en comunicación lo que la política no consigue resolver. Con buen oficio, se ha levantado un símbolo de cartón piedra, una rosa sin hojas, que ha dado cobijo a todos los nombres posibles como si fuese una rememoración de la historia del socialismo moderno español. Se ha cerrado con cuatro titulares la fiesta y mucha foto de aparato agrupado en torno a sus acostumbrados líderes, los mismos que llevaron al PSOE a pensar en la necesidad de una renovación, que realmente ha salido más debilitada después de su entusiasta y difícil paso por los congresos del PSOE. Alfonso Guerra hablaba hace tiempo de los renovadores de la nada y los identificaba con quien hoy conocemos mucho mejor. Pero también comprobamos cómo puede hablarse de renovación sin nada de renovación. Era impensable que así hubiera podido ocurrir.
Por eso se habla y se hablará de nombres propios. Porque hay ansia real de que surja de ese debate nominal una cabeza con ideas que, además, sea aceptable por los poderes del partido y los contrapoderes instalados desde antes y para después de la conferencia política. Un buen tema para la hora del café cuando se llame de nuevo a los afiliados para votar y hacer recuento de supervivientes.


Artículo publicado en Diario Noticias de Álava     19 Noviembre 2013

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martes, 22 de octubre de 2013

La España que no queríamos

Para quienes llevan a cuestas el bidón de la gasolina, como una parte más de su cuerpo y como bombona de oxígeno para respirar, cualquier razón será buena para satisfacer su permanente tentación de hacer explotar cuanto le rodea. El camino viene siendo abonado desde hace dos años con pólvora fina, pendiente de ser incendiada, justo desde aquel dia en que ETA anunció su renuncia a la lucha armada como planteamiento político, lo que para el común de los ciudadanos es el fin del terrorismo que venían practicando y para los historiadores el cierre de una etapa de más de setenta años en la historia de España y, especialmente, del País Vasco y Navarra.

Los ministros de Justicia, Gallardón, y de Interior, Fernández Díaz.
Foto Luis Sevillano / EL PAIS











Mientras en aquellas vísperas del comunicado etarra unos ya comenzaban a marcar posturas por si ese proceso realmente se llevaba a cabo, sobre todo negándolo, otros llamaban a la reflexión sobre lo complejo, lento, agrio a veces y desalentador otras que sería, será, ese tiempo hasta lo que eufemísticamente llamamos normalización de la convivencia. Era de esperar que en este tiempo que vivimos fueran muchas los voces que intentaran poner algo de sosiego frente a quienes, con seguridad, iban a intentar justificar el silencio de las armas como un paso voluntario o por una supuesta nueva madurez de la sociedad a favor de sus planteamientos políticos, los que defendían con la violencia. Igual que había que contar con quien pretendería resaltar el olor a derrota de aquel comunicado y hacerla cuanto más evidente fuera posible, porque de la fijación de esa idea depende la contraria, el triunfo de la estrategia contra los violentos.
Trazar una calle entre ambas formas de ver el fenómeno de esta paz provisional era el reto previsible, para el que todos nos deberíamos haber preparado, no con un cierre de abrazo sino de aplicación de la legalidad sobre las consecuencias de aquella violencia, de aquel error de más de medio siglo que deja un agujero negro sobre el que la historia apenas podrá poner un filtro gris. Ese reto contaba con los alardes de quienes no se resignarían aún a la derrota o, peor aún, a una forma nueva de vivir la política, la que no cuesta vidas sino, a lo sumo, ideas. Contaba también con el ardor gubernamental al que el Partido Popular, ya en el Gobierno, no iba a renunciar, porque durante años su estrategia contra el terrorismo va unida a la necesidad del triunfo inmediato, el corto plazo, a pesar del trazo grueso de tinta que va dejando sobre la historia. Caminar por entre esas dos aceras, ya lo sabíamos, no iba a ser fácil.
Ha sido vilipendiada la aparición de los denominados mediadores o valedores del proceso de paz, que en realidad han contribuido menos al final de ETA que los propios giros ideológicos y necesidades estratégicas de la izquierda abertzale, que ha dejado a ETA sin argumentos políticos para su existencia, pero han servido para ir abriendo calle entre esos dos lados cuya incompatibilidad se exacerba día a día. Y, sobre todo, ha servido para recordarnos que, a pesar de las diferencias, las circunstancias, las dificultades en cada lugar, la paz era un punto al que se podía llegar. Instrumentados o no, pero si ignorados por los audenominados partidos constitucionalistas, la paz llegó al hilo de su labor y dejaron una pequeña marca sobre la que andar.
Impresionaba escuchar al representante de Gesto por la Paz cuando decía que nunca las víctimas fueron atendidas ni lo suficiente, ni a tiempo, en el anterior proceso de abandono de las armas por parte de ETA político-militar. Sobre todo resuenan sus palabras sobre las víctimas en este tiempo en que su atención, colaboración y compensación moral forman parte imprescindible de todos los proyectos futuros, a la vez que son también utilizadas, incluso por una parte de las propias víctimas, como argumento contra el avance mismo de la normalización si admitimos que la paz ya está instalada entre nosotros, como parece ser.
Cuando toda la sensibilidad está flor de piel, cuando las desconfianzas aún no han aparecido, cuando las ideas buscan cómo escribirse de forma indeleble, cuando los protagonismos de la izquierda abertzale están en entredicho, cuando la normalización política general de Euskadi comienza a instalarse y Navarra la mira con envidia, cuando…. Cuando todo está aún en barbecho, ha bastado una sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea para que salga a la luz esa España negra que anida desde hace siglos en espera de sacar la cabeza en los momentos cumbre. Escuchar que se le pida al Gobierno que no aplique una sentencia de aplicación obligada que tiene que ver con una interpretación de la política penitenciaria que reinterpreta las propias sentencias y atenta a los derechos de la persona, cualquiera que sea el motivo de su pena, es una utilización política del dolor de las víctimas, de las que casi nadie se olvida pero algunos intentan utilizar en defensa de lo que ni las víctimas defienden.
Pertenece a esa España irredenta el hábito de que, por encima de las decisiones de sus gobernantes, ni los derechos de los ciudadanos sean suficiente razón para hacerles cambiar sus ideas, porque sólo las suyas son válidas más allá de leyes, tratados de estado internacionales y conciencias sociales. Han ido preparando un escenario progresivo hasta la eclosión final a la espera de la sentencia del Tribunal europeo, advertido de que tal vez seas obligado aplicarla pero que el gobierno y los jueves se guardan la opción de reinterpretar la aplicación de dicha decisión, para lo cual han creado la imagen de una España invadida de etarras multiasesinos en libertad y otros muchos delincuentes “comunes” que reincidirán porque lo llevan en su ADN.
Eran muchas las voces, incluida la del Ararteko (Defensor del Pueblo de Euskadi), que ya habían advertido de que no era sostenible el actual régimen penitenciario impuesto a los presos, también a los condenados por violencia y asesinato terrorista, porque conculcaba esos mismos derechos que el Tribunal europeo defiende con su sentencia. Fue muy duro escuchar a dúo a los ministros de Justicia y de Interior que esa sentencia es un caso aislado, que no se trata de un recurso contra una forma de entender los derechos humanos y, a la vez, que su aplicación será estudiada caso por caso, como si cada celda tuviera un régimen especial en función del penado y su causa.

La paz no es sinónimo de olvido, porque sería irracional como sociedad y porque el objetivo de la paz es el principio de la convivencia y también su consecuencia. Construir ese camino no es un ejercicio teórico, será una parte de la política futura para restañar esa sociedad que la ha sufrido. No será fácil, sino complejo y lento. Pero será posible si la convivencia democrática y el apoyo al final de los procesos de cambio se convierten en la misión de la política y no se obstaculiza. España y Euskadi comparten la misma necesidad de esa paz después de la violencia, aunque a veces nos recorra un escalofrío al ver que “empieza a amanecer” aquella España que no queríamos.

domingo, 20 de octubre de 2013

Patxi Zabaleta: “ETA no se debe disolver mientras quede un solo preso en la cárcel”


Esta entrevista ha sido publicada parcialmente en el diario digital Zoom News el dia 18 de octubre de 2013. Esta es la conversación completa mantenida con Patzi Zabaleta, lider de Aralar y parlamentario navarro.

Wikipedia ya ha perdido el hilo de las desavenencias de Patxi Zabaleta allí donde esté siempre, pero él cree que falta perspectiva sobre todo lo que el mundo se mueve en su Euskal Herria. No le importó despegarse de quienes guardaban silencio ante la lucha armada e impulsó la creación de Aralar para defender esa izquierda abertzale agrupada en la que él cree y que no ve bajo el paraguas de Sortu, sobre los que hila fino. Acusa a la Geroa Bai de Uxue Barkos de ser el caballo de Troya del PNV, su franquicia, y afirma que Navarra ha sido siempre la trinchera de la corrupción estatal, con unos y con otros. Cree que las decisiones unilaterales de ETA hacia el final tienen más valor que la negociación con el Gobierno de Madrid  y afirma que la paz ya está instalada al 90% o más.

Estar metido en veinte jardines a la vez forma parte de su personalidad, pero también de su historia. Patxi Zabaleta (Leitza, Navarra, 1947) es el referente de la izquierda en navarra, de la oposición a ETA desde la izquierda y quien mejor suele predecir (desde las sensaciones, dice) los pasos de la banda armada. Estuvo en la formación de Herri Batasuna, se desmarcó de ellos para condenar la lucha armada de ETA y nació Aralar; se asoció con los independientes navarros para crear Nafarroa Bai, se separaron; fue a las elecciones vascas con EH Bildu y volverá a hacerlo con ellos cuando Yolanda Barcina decida convocar los comicios navarros; vio cómo tres de sus parlamentarios vascos disidentes salían por querer participar en la Ponencia de Paz y Convivencia… Le parece lógico que toda esa carrera finalice formando piña con una fuerza de izquierda abertzale mayoritaria en Euskal Herria pero la Aralar navarra vive duras tensiones por las condiciones de esa relación de futuro con EH Bildu. Su bola de cristal es la observación, según dice, pero se anticipa a los demás pidiendo el final de ETA, el desarme y anunciando que la banda volverá a dar pasos unilateral, pese a lo que denomina como “la crueldad” del Gobierno de Rajoy.

LA IZQUIERDA ABERTZALE
¿El  final de ETA traerá consigo una izquierda abertzale agrupada?
Eso buscamos en Aralar. El espacio político de lo que denominamos izquierda abertzale es un espacio plural, diverso, pero es un solo espacio. Es importante repetir esa constatación a menudo, su diversidad, porque si no se respeta provocará la jibarización del espacio, y en el mundo moderno todos los partidos que se presentan a la sociedad, incluidos socialistas y socialdemócratas, son expresión de una diversidad con unos comunes denominadores. Ese es el porvenir de la política.
En el ámbito abertzale pienso que el nacionalismo no es una ideología, lo hay de izquierdas y de derechas. Se da la circunstancia de que hoy en Navarra el espacio del centro derecha no está ocupado por el PNV, sino por UPN, pero existe esa pugna y el PNV, a través de Geroa Bai, pretende entrar en Navarra, lo cual es completamente legítimo. Pero la izquierda abertzale tiene que configurarse como una izquierda plural llamada a ser una de las grandes fuerzas de Navarra, como en este momento ya lo es.
¿A base de coaliciones o con una organización única? 
En principio de coaliciones. Yo participé en la creación de Herri Batasuna, que comenzó siendo una coalición y después paso a ser una organización unitaria, con todos sus problemas.
¿Bajo el paraguas de Sortu?
Creo que no. Sortu es un partido que, como nosotros mismos, tendrá que evolucionar y hay sectores importantes de la izquierda abertzale que aún no han sido atraídos a esta coalición y que están ahí fuera, por la derecha y por la izquierda. Pero también existen algunas tentaciones que en su día fueron una lacra, como el vanguardismo que defendía ETA poli-mili (prioridad de lo militar sobre cualquier decisión política), hoy fuera de la realidad.
Mirando un poco hacia el futuro, tendrá que existir un reconocimiento de la pluralidad y en esa vertebración de la fuerza de la izquierda abertzale los comunes denominadores tienen que ser los principios, los valores de una izquierda plural, pero de izquierda. Y si eso es así, se repetirá la historia de la formación de Herri Batasuna y, en ese sentido, se irá consolidando una fuerza que represente a ese sector de la sociedad  abertzale y de izquierdas que sociológicamente es mayoritario, aunque políticamente no lo sea.
¿Ese futuro de la izquierda abertzale no pasa por el fin de ETA?
La izquierda abertzale del futuro se va a parecer mucho a lo que hemos defendido en Aralar, ideológicamente hablando. Y, lo más importante, lo que está permitiendo que estemos dando estos pasos, con todas sus dificultades y contradicciones, es el hecho de que se produjo hace dos años el cese definitivo en el uso de la violencia. Había que quemar naves y arriesgar todo para ese objetivo. Y eso hemos hecho.
Ese es el punto crucial. Aún faltan temas que resolver, si, como el desarme, pero son temas secundarios. El PNV comete un grave error al querer sustantivar esos temas como si fuesen los trascendentales. Lo trascendental era el cese definitivo en el uso de la violencia para siempre. Esas otras cuestiones son importantes y hay que arreglarlas, como el tema de la política penitenciaria y la derogación de las medidas especiales; es decir, lo que ya está recogido en el Acuerdo de Guernica, que supuso un cambio trascendental en la vida política.
¿Y el futuro de Aralar? ¿Acabará, como dicen, en las garras de EH Bildu?
Las condiciones políticas han cambiado y seguirán cambiando y hemos hecho nuestra aportación a la creación de ese futuro, que va a ser un futuro en paz, reconociendo el principio de la pluralidad social muy ampliamente. No tenemos miedo a ser tragados cuando la realidad que se está construyendo está muy en sintonía con lo que nosotros hemos defendido

EL FIN DE ETA
¿ETA sigue al mismo camino que los poli-milis hace décadas, pero muchos años después y con más de 800 muertos en la espalda?
Creo que no. Los miembros de ETA político militar escenificaron un final completamente diferente. La palabra más importante del Acuerdo de Gernika, para mi, es la de unilateralidad y ese concepto significa una decisión política sin contraprestación. Pero también quiere decir que si ETA comenzó por motivos políticos, tiene que acabar también por motivos políticos
El propio Otegui ha dicho que había que desterrar el concepto político-militar, y eso es lo que se está haciendo. Son dos finales diferentes, aunque he dicho varias veces que la paz siempre llega demasiado tarde porque deja en el camino muchas cosas, y esa verdad es aplicable a todas las ETAs.
¿Continuará ETA esa línea de decisión unilateral?
Sin ninguna duda y, entre otras razones, gracias a la ineptitud y la crueldad del Gobierno central. Si el Estado no quiere dialogar, y deberá dar sus pasos, ETA los tiene que dar a cambio de nada, unilateralmente. Uno de ellos es el desarme, que espero que se produzca pronto. Tengo esa sensación de que será así, pero ninguna prueba para afirmarlo. De esa manera no estaremos condicionados en el futuro para renunciar a nada. Iría en contra nuestra que el Gobierno de Madrid quisiera dialogar, aunque el diálogo siempre se debe exigir.
¿Todo lo que falta es tan simple como que ETA se disuelva e interior solucione la cuestión de los presos?
ETA no se debiera disolver mientras quede un solo preso. ETA tiene que desarmarse y convertirse en una entidad civil que asuma las responsabilidades de su historia. Con la disolución ¿en manos de quién quedan esas responsabilidades?. ¿Cómo si no se autentifica la disolución?. Si deja de existir no hay nada que autentificar.
La conversión de ETA en una organización civil originaría una posible interlocución en algún momento para lo que fuera necesario y, si no, esa interlocución no va a existir. El IRA no se ha disuelto y eso que tenía nombre de ejército.
En cualquier caso, la disolución no ofrecería ninguna ventaja y generaría una situación surrealista: personas encarceladas por pertenecer a una entidad que no existe.
¿Es un riesgo que se llegara a instalar la paz sin haber cerrado el proceso?
La paz está implantada en más de un 90 por 100 y la sociedad tiene ya la sensación de que está en paz. Acelerar cualquier decisión a este respecto no tiene mayor justificación que las prisas de algunos, salvo cuando afecta a derechos humanos y personales, como los de los presos, los escapados o las víctimas en el sentido verdadero de la palabra víctima, no en el de grupúsculo de extrema derecha, que es lo que hacen algunas asociaciones.

EL PERDÓN
¿Cree que es imprescindible el perdón?
El perdón es una cuestión subjetiva. Cuando se da debe ser bienvenido, pero no se debe establecer como requisito legal y jurídico. También el arrepentimiento es un concepto subjetivo; cabe en la ética, en la religión, en la moral individual, forma parte de la autocrítica, pero todas esas cuestiones ni se escriben ni se pueden escribir en el Código Penal porque si comparamos con otros hechos del código Penal en cuanto al perdón o el arrepentimiento, nos encontraríamos con que una actitud personal y subjetiva trasciende a las normas penales. No tiene sentido. Cuando se produce hay que tomarlo en consideración, pero no como requisito de nada, porque lo harían todos y dejaría de tener valor.
¿Confía en que algún día todas las víctimas tengan la misma consideración?
El esfuerzo tiene que ir en ese sentido. El ejemplo de la guerra del 36, que aún colea, es un ejemplo de tragedia de tales dimensiones que sólo eso ya debería valer para trabajar en este sentido. Tomás Caballero es víctima y Germán Rodríguez también, y eso ha calado profundamente en la sociedad, aunque las “jefaturas” políticas no lo admiten, pero la sociedad si.

NAVARRA
¿Van a repetir en Navarra la alianza electoral con EH Bildu que aplicaron en Euskadi?
La previsión es que en Navarra habrá una izquierda y una derecha abertzale y aunque en ocasiones esa derecha está disfrazándose patéticamente de izquierda. Geroa Bai, como franquicia del PNV, va a ser el germen de una derecha nacionalista en Navarra y eso es positivo. Y enfrente tiene que haber una izquierda más o menos amplia pero plural y ese debe ser el futuro de la izquierda abertzale.
En el reciente debate del estado de la Comunidad de Navarra usted fue el único que le habló de corrupción a Yolanda Barcina.
Me dolió quedarme solo. El tema de la corrupción en Navarra es endémico, permanente y brutal en el condicionamiento de toda la modernización económica y social de esta Comunidad. La corrupción estatal siempre ha tenido una trinchera en Navarra, además de las específicas de aquí.
El archivo de la causa de las “dietas de Caja Navarra” es el final del caso general sobre la Caja?
Le ha dado un golpe muy grande al caso, que era mucho más que lo referente a las dietas. El caso es un ejemplo de cómo la corrupción estaba instalada en la gestión. Hasta el Tribunal Supremo hablaba de la actuación de personas Su secretario general se postula como
Jusaticia ha dejado de actuar, una vez mtema general de la Caja?ue coger competencias maypúblicas como si fuesen privadas. Eran temas muy claros a mi juicio, pero la Justicia ha dejado mucho que desear, una vez más.  

PAIS VASCO
¿El PSE-EE le debía algo al PNV como para garantizarle la legislatura?
Lo ha hecho por su propia conveniencia. El Partido Socialista se encontraba fuera de los cargos institucionales y en una situación muy incómoda y, para hacerse valer como fuerza importante, le ha venido bien el Pacto. Pero eso tiene sus pasivos. El PSE-EE le ha regalado al PNV más de lo que ha recibido.
¿Ese pacto ha descolocado a la izquierda abertzale en el País Vasco?
El pacto ha convertido a EH Bildu en la alternativa y es una situación muy importante y cómoda y de gran futuro. Es una gran baza para EH Bildu, aunque no podrá formar parte de esos pactos. Urkullu es un rehén de lo que haga el PP como, en su época, de lo que hacía Zapatero. También al PP, pese a su bajón en las elecciones, le viene bien estar codo con codo con el PNV y el PSE-EE.
Pero el pacto no es sobre fiscalidad, porque los temas fiscales esenciales, como el impuesto de patrimonio, no se tocan. La fiscalidad es la escusa para llegar a acuerdos y todos ellos se han unido porque les beneficia de alguna manera. Para EH Bildu el pacto tiene algunos pasivos, pero muchos más activos.
¿Será viable ese cambio de la “arquitectura del entramado institucional” de Euskadi que defendía Patxi López?
La Ley de Territorios Históricos es retrógrada, está anticuada y, además, adolece de muchos defectos. Siempre le ha venido bien al PNV, pero incluso el PNV tiene que irse alejando ya de ese marco. El planteamiento ya lo hizo Eusko Alkartasuna (EA, hoy en alianza con EH Bildu) y fue el origen de su ruptura con el PNV. No es sostenible un entramado administrativo tan repetitivo como es el de la CAV. Hay que “adelgazar” esa estructura para dejar espacio a temas y servicios comunes ahora triplicados. La Ley de Territorios Históricos fue un retroceso desde el principio y ahora ese retroceso es cada vez más grave. Las Diputaciones tenían la legitimidad histórica e institucional, pero es evidente que debe que ser sustituida por la del Gobierno vasco, que tiene que coger competencias mayores. El “concierto” es un ejemplo de qué hacer, porque antes lo firmaban individualmente las Diputaciones.

PERFIL


Patxi Zabaleta, (abogado, Leitza, Navarra, 1947) es a la izquierda abertzale como el aceite a las salsas, un ingrediente imprescindible y esa habilidad no deja de ser un misterio porque su presencia suele tener el efecto de la guindilla. La participación como secretario general de HASI de Navarra en la creación de Herri Batasuna a finales de los 70 le llevó a ser miembro de la dirección, la llamada Mesa Nacional de HB, hasta 1982, y entre 1987 y 1996, pero el “crítico” de HB ya había dejado clara su postura en contra de la lucha armada de ETA, a favor de una estrategia política no supeditada al dictamen de la banda y de que los cargos electos de HB estuvieran presentes en las instituciones; una ausencia que permitió elegir a Miguel Sanz como presidente del Gobierno de Navarra al no asistir los parlamentarios de HB.
El asesinato de Miguel Angel Blanco provocó una resonada condena por parte de Zabaleta, saliéndose así del criterio oficial de su organización, aunque siguió siendo su cabeza en Navarra. Ha encontrado un hilo conductor en su vida política, la pluralidad y la reflexión, como bien puso de relieve en el reciente debate del estado de la Comunidad foral de Navarra. Pero sus adversarios le acusan de inflexibilidad como dirigente. La historia más reciente de Zabaleta viene jalonada, tanto en Euskadi como en Navarra, de desencuentros, bajas y rupturas, sea con los miembros de Aralar en el Grupo Parlamentario de EH Bildu en el parlamento de Vitoria y a cuento de la Ponencia de Paz y Convivencia; sea con motivo de las desavenencias con los independientes de Nafarroa Bai que, enfrentados a Zabaleta, crearon Geroa Bai y le disputan ese espacio de la izquierda navarra con Uxue Barkos como líder más emblemática.
Cuestión aparte son sus frías relaciones, no confesadas, con Sortu. Zabaleta impulsó la separación de Aralar de HB cuando esta se convirtió en Batasuna, hoy Sortu, por lo que le llovieron todo tipo de críticas y acusaciones. Prudente respecto al papel de los exbatasunos en el futuro, se puede entender que el escenario que él prevé a medio plazo es el de dos organizaciones diferentes, EH Bildu y Sortu, eso que él llama “una izquierda plural”, en la Euskal Herria común.




viernes, 18 de octubre de 2013

Hablemos de la paz mientras la paz llega

Dos años después de que ETA se encontrase las conclusiones del Foro por la Paz y la Convivencia de Lokarri como un hito colocado en medio de la carretera vacía, y decidiese de forma unilateral abandonar la lucha armada, el lehendakari Urkullu se ha ido a Estados Unidos a dibujar cómo va a ser la Euskadi sin violencia terrorista y dar datos sobre la crisis económica que, pese a esos datos, se extiende por el País Vasco. Hubiera sido increíble pensar hace dos años que un presidente del Gobierno vasco llegara con un mensaje sobre la paz, sobre el fin del terrorismo y la esperanza del crecimiento económico hasta el núcleo mismo de quienes provocan la mayor de las crisis económicas, financieras, políticas y sociales desde los años 20 del pasado siglo.

Pernando Barrena, (HB / Batasuna / Sortu) y la realidad
Tal vez esa especie de espejismo que consiguen a veces las relaciones publicas e institucionales sea en este caso más que un alarde, un arriesgado ejercicio de imaginación sobre el futuro después de dos años en los que ha sido una necesidad hablar sobre la paz a construir, las responsabilidades y sus agentes, en espera de que la paz sea cierta. Ese diálogo entre muchos –no todos- se terminado por conformar un terreno indefinido, surcado de cientos de senderos a ninguna parte y, como indica Lokarri, la paz real no ha avanzado, sino esa ficción de paz virtual a la que probablemente ya hay que acostumbrarse. Por eso Urkullu tuvo como anfitrión a su antecesor, el ex lehendakari Ibarretxe y a varios expertos en la mediación de conflictos internacionales, con los que comenzar a visualizar la imagen del final del camino.

(...)

Es bueno acostumbrarse a esa esperanza de paz mientras la paz llega, y que la realidad no nos contradiga. Pero cambiemos el discurso, las leyes y las penas hasta el nivel del derecho, porque si hablamos de paz es porque ya no hay guerra y, aunque no haya armisticio, si no hay guerra sólo queda la historia por escribir.

(...)

Cada día parece más claro que, pese al coste personal sufrido, al PP le importa poco la paz. Su tamiz sobre el concepto de paz es tan restrictivo que no encuentra correspondencia con ningún otro y así es imposible nada que no sea hablar por hablar. Que el PSE-EE se sume a ese lenguaje por desorientación le llevará al alejamiento aunque ese no sea su peor pecado, si no fuese porque, después de todo, ahí estuvo ya antes.

Tal vez sea el momento de que Navarra levante su propia voz por la paz a pesar del desvarío político que vive. Aunque sea para contribuir a este ensayo de paz sobre el que se habla, porque para Navarra, la paz no existe, ni la teórica paz, salvo para remover de vez en cuando el ataque político entre unos y otros en una confusión en la que el terrorismo se recuerda y se renuncia a la política. PSN y UPN parecen haber olvidado a sus muertos aunque nunca, a excepción de para negociar el número de escoltas, ni los socialistas ni UPN fueron invitados a construir la estrategia antiterrorista, como si las víctimas, unas y otras, las de estos años de hierro y los que murieron durante la guerra civil -y no son condecorados con la beatificación- fueran víctimas ajenas. 


Artículo publicado en Diario Noticias de Navarra      18 octubre 2013

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http://www.noticiasdenavarra.com/2013/10/18/opinion/tribuna-abierta/hablemos-de-paz-mientras-la-paz-llega




jueves, 3 de octubre de 2013

El Parlamento de Navarra debate sobre el estado de Yolanda Barcina

Yolanda Barcina echa de menos a Patxi López en el debate del estado de la Comunidad foral de Navarra. Reclama un pacto “a la vasca” con el PSN-PSOE, al que le vuelve a morder la mano y anuncia que no convocará elecciones anticipadas. Todos, incluido el PP, reclaman a UPN un plan de futuro o que dejen el gobierno. Según Patxi Zabaleta, la madre de Barcina sabe el significado de “Barcina, agur” (Barcina, hola/adiós)
Sin respuestas. Yolanda Barcina, presidenta del Gobierno de Navarra, cerraba el debate del Estado de la Comunidad foral preguntándose si tantas horas de discusión habían servido para ofrecer respuestas a los problemas de la sociedad. Ella misma se respondía: No. Más allá de las palabras, las intervenciones olían a vísperas electorales, no confirmadas, pero deseadas por la mayoría del Parlamento. Solo la discutida presidenta era capaz de hilar un relato concreto: el de su pesadilla personal con todo lo relacionado con el País Vasco o las políticas de los partidos nacionalistas. Eso sí, cerraba reclamando a los socialistas navarros su derecho a conseguir un pacto con el PSEN-PSOE como el que los socialistas vascos han cerrado con el PNV para sostener el también minoritario gobierno de Iñigo Urkullu.
Daba la ocasión de que en vez del secretario general del PSN, Roberto Jiménez, hubiese deseado tener enfrente al del PSE-EE, Patxi López, para hacer más lacerada su crítica por la oposición a que la someten los navarros después de un año de gobierno bipartido y haberla aupado a la presidencia a la que ahora se aferra. Si el exlehendakari vasco López hubiese estado presente y escuchado las reiteradas alabanzas de la dirigente de UPN a su capacidad de entendimiento con la derecha o el nacionalismo, seguramente se hubiera preguntado en qué se había equivocado él.
Entre la realidad y el deseo, Barcina deambuló por el debate del estado de la Comunidad foral citando constantemente el riesgo de un gobierno tripartido alternativo, del que las encuestas hablan como posible, y la fatídica gestión que los partidos adversarios o sus homólogos llevan a cabo en el resto de España. En ese viaje por el resto de Comunidades Autónomas, que algunos calificaron de “viaje en globo”, como se lo calificaron, dejó claro que Navarra no es el paraíso ideal, pero sí el mejor de los posibles. Estuvo a riesgo de caer en la autocomplacencia, no por salvar su gestión, sino por demostrar con datos recogidos en la Prensa o en declaraciones de terceros que lo de los demás es un infierno y ese es el horizonte que a Navarra le aguarda si socialistas, nacionalistas de diversa índole y los “comunistas” de Izquierda-Ezkerra llegan a formar ese gobierno de cambio que desean.
Llegar a él significa, y es algo asumido ya por el PSN-PSOE, la convocatoria de elecciones anticipadas, un arma que solo Barcina posee y con la que tiene derrotada a toda la vida política de la Comunidad. Su anuncio de que cumplirá toda la legislatura (18 meses más) es todo un reto, especialmente para los socialistas, que han cerrado su discurso de “nada contigo” pero les cuesta llevar a la sociedad los datos que confirmen que tampoco habrá nada con UPN, el partido que Barcina preside también. Más que amedrentarse ante un debate que sabía agrio de antemano, retó a toda la oposición a que volviese a presentar una nueva moción de censura, “eso si, tendrá que ser propositiva”, con presentación de alternativa clara, recordó, a sabiendas de que ese escenario ya forma parte del pasado primaveral, porque todos, incluso el PP, buscan un cambio pero nadie se fía de nadie y por eso reclaman la reválida electoral.
Como esperaba, la presidenta escuchó todo tipo de alusiones a su pedigrí democrático, autoritarismo político, desprecio al Parlamento ….. Lo que los demás no esperaban es que la ella hablase de todos los gobiernos regionales dirigidos por la izquierda o nacionalistas, menos del Gobierno de Navarra.  El photoshop encubrió la realidad navarra, con sus luces y sus sombras, y la presidenta regionalista dejó a todos con la incógnita de cual es su hoja de ruta, la que uno tras otro le fueron reclamando, además de desautorizar al Parlamento, rechazar sus iniciativas legislativas y seguir gobernando en minoría a golpe de decreto.
Pocas veces Yolanda Barcina había expresado tan elocuentemente como en este debate sus más profundos temores por la “patria amenazada” y, como si nada hubiese cambiado, volvían a escucharse en el hemiciclo navarro las viejas letanías del expresidente Miguel Sanz sobre la ansias nacionalistas respecto a Navarra. Sólo que para el discurso de su sucesora en este 3 de octubre, terrorismo y nacionalismo es un mismo concepto. EH Bildu y Aralar la acusaron de forjarse una realidad inexistente de Navarra, pero ella estaba convencida de que el PNV navarro, integrado en Geroa Bai, y el Gobierno de Urkullu desean que a Navarra le vaya lo peor posible porque “todo será más fácil”; a su entender, la integración de Navarra en “la soñada Euskal Herria”.
Sobre la mesa dejó un plan de 25 puntos que sería la base del pacto que estaba dispuesta a firmar ese mismo día con el socialismo navarro, y que, según desveló, es una copia literal del suscrito por el PSE-EE con el PNV. “¿Por qué allí si y aquí no?”. No era una pregunta retórica. Barcina se mostró convencida de que todos entenderán que UPN es como el PNV, pero sin label vasco, y que tan derecha es uno como otro partido, según dejó claro.
En diez horas de debate parlamentario, sólo Patxi Zabaleta, portavoz de Aralar, habló de corrupción económica y política, sin que a la presidenta se le alterase el tono cuando le pidió que fuese al Juzgado. Posiblemente al mismo que, coincidiendo con la sesión, decidía archivar la causa de las dietas cobradas en Caja Navarra. Esa fue la auténtica sorpresa del día: Caja Navarra prácticamente ha desaparecido como problema salvo alguna alusión al intento del gobierno de privatizar también los restos de ese naufragio, su Fundación.
En tono casi de oración, la presidenta Yolanda Barcina ponía fin al debate anual sobre el estado de la Comunidad y a una larga fila de interrogantes: su plan legislativo, los nuevos presupuestos para 2014 o si volverá a prorrogar los del año en curso, si se confirman sus velados anuncios de nuevos recortes a funcionarios y sanidad, si mantendrá su decisión de primar las inversiones del Opus Dei con ayudas públicas y, sobre todo, si las propuestas de resolución que el Parlamento aprueba con motivo de este Pleno serán aplicadas o no.
A la salida del Parlamento aún se escuchaban las palabras del expresidente Miguel Sanz en su reaparición pública 48 horas antes: Que UPN se zafe del abrazo del oso que mantiene con el PP y vuelva al cortejo con el PSN-PSOE. Ambos, Barcina y Sanz, se refieren a treinta años de historia de colaboración entre los dos partidos mayoritarios. Un antiguo dirigente socialista recuerda que con Sanz se discrepaba pero se hizo historia. Lo de la presidenta y el secretario general del PSN ya es un idilio imposible, aunque ninguno de los dos saliera entero del debate.

miércoles, 2 de octubre de 2013

El Partido Socialista de Euskadi, la paz y los pasos en la niebla

Mientras el gobierno de Rajoy tenga en su mano la potestad de las contraprestaciones para los presos, que es la cuestión más importante a resolver junto a la atención a las víctimas, a los políticos de todos los partidos vascos les quedan pocos marcos como la Ponencia de Paz y Convivencia del Parlamento para poner en valor el fin de la violencia y apuntalar, al menos eso, las bases de un futuro en paz.
Jonan Fernández, secretario general de Paz y Convivencia.
Gobierno Vasco
Si el PSE-EE ha decidido optar por dejar que la paz sin desarme se vaya asentando en la sociedad vasca como una de las posibles salidas del laberinto, coincidirá con todos aquellos que quieren que el silencio borre la huella de la violencia y deje para los historiadores lo que la política, al menos la del PP y la del PSE-EE, no quiere protagonizar. A fin de cuentas, como señalaba el presidente socialista, Jesús Egiguren, el final de ETA será su no presencia y la atención a las víctimas, y la convivencia uno de los muchos retos a los que se enfrenta cualquier sociedad. Por el hecho de ser su presidente, Egiguren no marca la política del PSE-EE sobre esta cuestión, pero tampoco es baladí su reflexión desde el faro costero en el que se ha instalado hace tiempo, en el sentido de que tampoco hay que alambicar la estrategia de los partidos, porque la paz ya ha entrado, se está instalando a pesar del escenario de discrepancia que la política presenta.
Apostar, no obstante, por la visibilidad del fin del terrorismo, como defiende el PP y reitera amenazante el ministro del Interior, o ir acompañando ese final con un protagonismo de los partidos vascos y con carácter institucional, como es la propia Ponencia parlamentaria, son dos opciones diferentes que ni siquiera son contradictorias. Mantener viva esta segunda fórmula, la parlamentaria, es difícil para el gobierno del PNV porque no cuenta con las viejas mayorías absolutas mano y preferiría pasar página cuanto antes, pero, sin embargo, es el propio lehendakari Urkullu el que está alentando una Ponencia que si no está participada por todos acabará en el minuto justo para firmar su fracaso. Y este será el fracaso de la política que a una parte de Euskadi le costaría entender después de tantos años en los que, abiertamente o entre secretos de Estado, se ha buscado un ápice de solución en distintas ocasiones con participación de todos los gobiernos de diferentes colores que España y Euskadi han tenido.
LA PONENCIA COMO SÍMBOLO
Rodolfo Ares, exconsejero de Interior y Coordinación del Gobierno de Patxi López es secretario de Organización del PSE-EE y quien ha tomado las riendas del discurso más duro del socialismo vasco respecto al futuro de la Ponencia sobre Paz y Convivencia y ha reiterado desde antes del verano que la permanencia del PSE-EE estaría condicionada a que EH Bildu asumiera el denominado “suelo ético” aprobado, lo que significa reconocer el daño causado por el terrorismo, situar la ética y el respeto a los derechos humanos por encima de todo y que la memoria de estos 70 años de terrorismo no sean "una verdad a medias reprimida o amnésica". La razón está en las actitudes de la izquierda abertzale y, de forma especial, sus manifestaciones a favor de los presos durante las fiestas veraniegas en todo Euskadi.
Cabe recordar que la Ponencia de Paz y Convivencia fue una iniciativa de Patxi López a raíz de que ETA anunciara su alto el fuego; fue aprobada por la voluntad y los votos del PSE-EE gobernante entonces y del PNV y en ella se integró también el PP a pesar de su resistencia inicial. Pero EH Bildu y su segunda fila de escaños, que es la que más decide, votaron en contra. Hoy día, el PP se ha marchado argumentando que esa Ponencia solo servirá para “lavar” la imagen y el pasado de los herederos de Batasuna, y los socialistas han seguido sus pasos después de dejar la amenaza de abandono a la puerta del verano para confirmarla a su vuelta; la izquierda abertzale ha decidido mantenerse en ella y el PNV ha pasado a liderar su futuro, cualquiera que sea.

“MUY POR DETRÁS DE LA SOCIEDAD”
Gustaba escuchar al portavoz parlamentario socialista, Josean Pastor, reconocer en televisión que la sociedad vasca ya está muy por delante de los partidos políticos respecto a la paz, y también en cuanto a las reivindicaciones de la izquierda sobre soluciones colectivas para los presos. Gustaba en lo que tenia de reconocimiento de la inteligencia social para buscar nuevos horizontes, pero no dejaba de ser un reconocimiento del fracaso de los partidos políticos cuando ETA sigue sin disolverse, el Gobierno de Madrid encallado en la estrategia policial y los demás partidos han perdido la sintonía con la ciudadana hasta ese nivel. A pastor se le podia entender que la cuestión de la Ponencia de Paz y Convivencia se ha convertido en un juego de los partidos y que los hechos mismos, la evolución de la convivencia diaria, está restando importancia a esa herramienta ejemplarizadora y cauce de dialogo que pretendía ser el Parlamento vasco, al que ahora el lehendakari Urkullu quiere regresar con su plan de Paz respaldado de forma mayoritaria.
A la vista del doble criterio del PSE-EE y sin ser preciso un profundo ejercicio de adivinación sobre la actitud de EH Bildu, la primera duda que surge es si el entonces lehendakari Patxi López ya preveía que la izquierda heredera de Batasuna no aceptaría ese mínimo ético que se acordó ni iba a participar en el debate de la Ponencia y contaba con que se quedase fuera. La segunda duda es si existe un espacio de encuentro alternativo para esa “visualización” del final del terrorismo que a nadie interesa más que al PSE-EE y al PP: Al PP, para darle cuerda al discurso de Mariano Rajoy, y al PSE-EE para no ser un invitado de piedra o solo un espectador en el final de ese proceso que parece ya irreversible.
Fuera de la Ponencia parlamentaria, solo al PP se le reconocerán sus vestiduras pero el PSE-EE descubrirá la inconsistencia de una estrategia que le ha llevado a estar públicamente ajeno a los grandes momentos del más difícil capítulo por resolver. Porque, como afirma incluso el PNV y también Pastor, el cierre del proceso terrorista no acaba con el olvido, sino con la discusión sobre lo ocurrido y la búsqueda de acuerdos básicos sobre lo irrepetible.
El “pacto del mojón” entre nacionalistas y socialistas ha resuelto los aspectos económicos que podían hacer quebrar la legislatura de Urkullu y el PNV. Se entiende menos por eso que el PSE-EE renuncie a desarrollar su habilidad para el diálogo en una Ponencia donde la política vuelve a ser una herramienta valiosa y fuera de la cual los discursos sueltos no crean ovillo. Más sorprendente aún es que el PSE-EE amague con renunciar a que el Parlamento tenga un razonable protagonismo en ese proceso final del terrorismo. Es indudable, no obstante, que la caja de resonancia de la actitud ante el futuro de la paz es el Parlamento, como insiste Paul Rios (Lokarri) y lo demás será predicar historia en el desierto,
No es previsible que el PNV vaya a dejar suelto el hilo con que ha atado a EH Bildu en la Ponencia, aunque solo sea para dejarles ante la evidencia de lo vivido y forzar, en la medida de lo posible, la extensión de conceptos como tolerancia, convivencia y normalización por encima de la propia historia. No será un trabajo fácil, ni siquiera a la sombra de la confidencialidad, como apunta Egibar, pero más difícil parecía darle la vuelta a una década de ese enfrentamiento entre nacionalismo y socialismo al que parece haberse puesto fin.


Artículo publicado en Diario Noticias de Álava       2 de octubre de 2013

domingo, 29 de septiembre de 2013

Paul Rios (Lokarri) (y II): "No veo grandes diferencias entre que ETA se disuelva o no"

Esta entrevista con Paul Rios, coordinador de Lokarri, tuvo lugar en la sede de ese movimiento social en los mismos días en que se cerraba el plazo para que partidos políticos y organizaciones sociales hicieran sus aportaciones al Plan de Paz y Convivencia que el lehendakari Urkullu presentó en el Parlamento vasco. Esta es la segunda parte de dicha entrevista.

Una parte de la conversación fue publicada el día 26 de septiembre de 2013 en el diario digital "Zoom News". 


“La violencia de ETA ha terminado, pero yo no soy una persona amenazada”

¿Es usted imbatible frente al desánimo?”
Yo también me desanimo y, en algunas ocasiones, me aburro. El tema del proceso de paz en Euskadi ya huele a rancio. Pero hay que tener perspectiva. En el año 94 se produce la tregua del IRA, comienza el proceso de paz… pero hasta el año 2007 no se forma el gobierno en Irlanda del Norte, y el proceso de reintegración de presos terminó en 2001. Hace falta tiempo, las cosas no cambian tan rápido. Lo que ha sido una frustración es que, teniendo tan buenas condiciones para que todo hubiese avanzado más rápido, pues al final está costando.
Los foros de Lokarri son un claro en el bosque para que se asomen los que estuvieron embozados detrás de las ramas. ¿El objetivo es estar en el centro del acuerdo de paz o propiciarlo?
Propiciarlo. El proceso de paz aquí está siendo bastante innovador. Hemos criticado cuando se han tratado en conversaciones secretas entre el Gobierno y ETA cuestiones que afectan a la sociedad vasca. Esas conversaciones son muy efectivas, pero son bastante antidemocráticas. Los procesos de paz se entienden como una negociación entre el grupo de turno y el gobierno de turno. ¿Y la sociedad qué? El proceso de paz no es para ellos dos, sino para el conjunto de la sociedad. Hemos apostado porque la sociedad vasca tenga su protagonismo en este proceso de paz y favorecer que haya consensos.
¿Sería un error que la paz se extendiese sin obtener el correspondiente “label” (sello vasco de calidad)?
Coincido en que la sociedad nos saca cinco cuerpos de distancia. Hay mensajes integradores en la inmensa mayoría de la sociedad, el gran problema está en esa parte de la sociedad que no está en esa clave y en la dificultad para ponerle un marchamo de calidad a todo eso, desde el Parlamento, los gobiernos, etc. Al final, estas evoluciones sociales tienen mucho peso y llevan a situaciones en que, gusten o no, se tienen que producir esos cambios. Tengo una doble sensación: Es cierto que hay una parte muy importante de la sociedad que ha desconectado ya de esta cuestión, ni ha sufrido ni sufre personalmente, tiene otra preocupación que es la de la crisis.
A nivel social está claro que ETA se tiene que desarmar, tiene que cambiarse la política penitenciaria, reconocer a todas las víctimas que han vivido vulneraciones injustas sobre derechos humanos, que la vida política no esté en claves de enfrentamientos continuos sobre los mismos temas…. Pero en la práctica esos grandes titulares están llenos de matices intereses y es ahí donde se generan los problemas.
Septiembre era el mes previsto para que la Comisión de Verificación emitiese un nuevo informe sobre la situación. ¿Sabe si lo van a hacer? ¿Hay materia?
Coincido con ellos en que ya está cumplida la labor que tenían asignada. Yo solo me planteo un escenario viable: para que se desarrolle un proceso de desarme y que puedan ayudar en el diseño de ese proceso.
La seguridad de que la amenaza de la violencia se ha terminado solo se podrá dar con un desarme pleno, bien diseñado, desarrollado y culminado. Está claro, desde mi punto de vista, que la violencia de ETA ha terminado, pero yo no soy una persona amenazada. Si nos ponemos en la piel de una persona amenazada que escucha las dudas de la propia ETA, entenderemos su posible preocupación. Hay que tener garantías de que eso no va a volver a suceder. Luego está el debate de si se tienen que disolver o no. Viendo lo que ha sido la experiencia del IRA, que están disueltos técnicamente pero no de manera oficial, no veo gran diferencia entre que se disuelvan o no. Lo que está claro es que tienen que darse esas garantías, que ahora no las hay. Tanto el Gobierno como ETA han pasado mucho tiempo mirando a ver qué hacía cada uno, sin mirar lo que la sociedad vasca está necesitando para consolidar un proceso de paz.
¿Desarme o disolución?
Lo que tengo claro es que no se van a disolver antes de desarmarse y de tener claro qué va a pasar con los presos. Entiendo a quienes desconfían del desarme, pero si se hace bien dará muchas garantías y seguridad. La fórmula para disolverse ha variado en según qué sitios: Fundaciones, integración en la actividad política democrática…..

“El IRA pidió disculpas por el daño a todas las víctimas”.

No parece fácil que ETA vaya a pedir perdón, como se le pide. ¿Terminarán por hacerlo los presos?
En clave realista, creo que no. Me refiero a la generalidad. Sí, si las cosas se hacen bien y se ponen en marcha las condiciones que puedan llevar a algunos a pedir perdón personalmente. Tanto ETA como los presos que han causado daños personales deberían tener más empatía hacia las víctimas. Entre el perdón o justificar lo hecho hay otras cosas que se pueden decir y hacer, reconociendo el dolor, que ha sido muy grave y doloroso para las víctimas. Y eso es lo que se echa en falta en sus declaraciones. El IRA pidió disculpas por el daño a todas las víctimas.
Recomendaba usted paciencia ante el supuesto anuncio por ETA de su autodisolución. ¿Cuánta paciencia más?
Nuestra propia experiencia nos da pistas. La situación actual me recuerda mucho a lo que sucedido en 2010, cuando la “Declaración de Bruselas”, en la que Premios de la Paz pidieron el alto el fuego y ETA lo hizo ocho meses después. En ese tiempo ETA se preguntaba si el alto el fuego era garantía del proceso de paz. Brian Curry les contestó que no había garantías de que hubiese un proceso de paz, lo que si estaba garantizado es que sin alto el fuego no se iniciaría ese proceso. Ahora estamos con unas claves similares. ETA quiere desmarcarse y lo quiere hacer en unas conversaciones con el Gobierno. Lo que se le dice es que, aunque intervenga el Gobierno de Madrid, con quien tiene que hablar es con la sociedad vasca y cuantas más personas e instituciones quieran participar mejor; luego se verá cual es el reparto de papeles.

Viendo que ETA está dispuesta a contrastar lo que se dice en las recomendaciones con quienes impulsamos el foro social y otras actores sociales y políticos que se sumen, si se inicia ese proceso creo que podríamos llegaríamos a las elecciones de 2015 habiéndose producido ya un desarme de ETA.