domingo, 29 de septiembre de 2013

Paul Rios (Lokarri) (y II): "No veo grandes diferencias entre que ETA se disuelva o no"

Esta entrevista con Paul Rios, coordinador de Lokarri, tuvo lugar en la sede de ese movimiento social en los mismos días en que se cerraba el plazo para que partidos políticos y organizaciones sociales hicieran sus aportaciones al Plan de Paz y Convivencia que el lehendakari Urkullu presentó en el Parlamento vasco. Esta es la segunda parte de dicha entrevista.

Una parte de la conversación fue publicada el día 26 de septiembre de 2013 en el diario digital "Zoom News". 


“La violencia de ETA ha terminado, pero yo no soy una persona amenazada”

¿Es usted imbatible frente al desánimo?”
Yo también me desanimo y, en algunas ocasiones, me aburro. El tema del proceso de paz en Euskadi ya huele a rancio. Pero hay que tener perspectiva. En el año 94 se produce la tregua del IRA, comienza el proceso de paz… pero hasta el año 2007 no se forma el gobierno en Irlanda del Norte, y el proceso de reintegración de presos terminó en 2001. Hace falta tiempo, las cosas no cambian tan rápido. Lo que ha sido una frustración es que, teniendo tan buenas condiciones para que todo hubiese avanzado más rápido, pues al final está costando.
Los foros de Lokarri son un claro en el bosque para que se asomen los que estuvieron embozados detrás de las ramas. ¿El objetivo es estar en el centro del acuerdo de paz o propiciarlo?
Propiciarlo. El proceso de paz aquí está siendo bastante innovador. Hemos criticado cuando se han tratado en conversaciones secretas entre el Gobierno y ETA cuestiones que afectan a la sociedad vasca. Esas conversaciones son muy efectivas, pero son bastante antidemocráticas. Los procesos de paz se entienden como una negociación entre el grupo de turno y el gobierno de turno. ¿Y la sociedad qué? El proceso de paz no es para ellos dos, sino para el conjunto de la sociedad. Hemos apostado porque la sociedad vasca tenga su protagonismo en este proceso de paz y favorecer que haya consensos.
¿Sería un error que la paz se extendiese sin obtener el correspondiente “label” (sello vasco de calidad)?
Coincido en que la sociedad nos saca cinco cuerpos de distancia. Hay mensajes integradores en la inmensa mayoría de la sociedad, el gran problema está en esa parte de la sociedad que no está en esa clave y en la dificultad para ponerle un marchamo de calidad a todo eso, desde el Parlamento, los gobiernos, etc. Al final, estas evoluciones sociales tienen mucho peso y llevan a situaciones en que, gusten o no, se tienen que producir esos cambios. Tengo una doble sensación: Es cierto que hay una parte muy importante de la sociedad que ha desconectado ya de esta cuestión, ni ha sufrido ni sufre personalmente, tiene otra preocupación que es la de la crisis.
A nivel social está claro que ETA se tiene que desarmar, tiene que cambiarse la política penitenciaria, reconocer a todas las víctimas que han vivido vulneraciones injustas sobre derechos humanos, que la vida política no esté en claves de enfrentamientos continuos sobre los mismos temas…. Pero en la práctica esos grandes titulares están llenos de matices intereses y es ahí donde se generan los problemas.
Septiembre era el mes previsto para que la Comisión de Verificación emitiese un nuevo informe sobre la situación. ¿Sabe si lo van a hacer? ¿Hay materia?
Coincido con ellos en que ya está cumplida la labor que tenían asignada. Yo solo me planteo un escenario viable: para que se desarrolle un proceso de desarme y que puedan ayudar en el diseño de ese proceso.
La seguridad de que la amenaza de la violencia se ha terminado solo se podrá dar con un desarme pleno, bien diseñado, desarrollado y culminado. Está claro, desde mi punto de vista, que la violencia de ETA ha terminado, pero yo no soy una persona amenazada. Si nos ponemos en la piel de una persona amenazada que escucha las dudas de la propia ETA, entenderemos su posible preocupación. Hay que tener garantías de que eso no va a volver a suceder. Luego está el debate de si se tienen que disolver o no. Viendo lo que ha sido la experiencia del IRA, que están disueltos técnicamente pero no de manera oficial, no veo gran diferencia entre que se disuelvan o no. Lo que está claro es que tienen que darse esas garantías, que ahora no las hay. Tanto el Gobierno como ETA han pasado mucho tiempo mirando a ver qué hacía cada uno, sin mirar lo que la sociedad vasca está necesitando para consolidar un proceso de paz.
¿Desarme o disolución?
Lo que tengo claro es que no se van a disolver antes de desarmarse y de tener claro qué va a pasar con los presos. Entiendo a quienes desconfían del desarme, pero si se hace bien dará muchas garantías y seguridad. La fórmula para disolverse ha variado en según qué sitios: Fundaciones, integración en la actividad política democrática…..

“El IRA pidió disculpas por el daño a todas las víctimas”.

No parece fácil que ETA vaya a pedir perdón, como se le pide. ¿Terminarán por hacerlo los presos?
En clave realista, creo que no. Me refiero a la generalidad. Sí, si las cosas se hacen bien y se ponen en marcha las condiciones que puedan llevar a algunos a pedir perdón personalmente. Tanto ETA como los presos que han causado daños personales deberían tener más empatía hacia las víctimas. Entre el perdón o justificar lo hecho hay otras cosas que se pueden decir y hacer, reconociendo el dolor, que ha sido muy grave y doloroso para las víctimas. Y eso es lo que se echa en falta en sus declaraciones. El IRA pidió disculpas por el daño a todas las víctimas.
Recomendaba usted paciencia ante el supuesto anuncio por ETA de su autodisolución. ¿Cuánta paciencia más?
Nuestra propia experiencia nos da pistas. La situación actual me recuerda mucho a lo que sucedido en 2010, cuando la “Declaración de Bruselas”, en la que Premios de la Paz pidieron el alto el fuego y ETA lo hizo ocho meses después. En ese tiempo ETA se preguntaba si el alto el fuego era garantía del proceso de paz. Brian Curry les contestó que no había garantías de que hubiese un proceso de paz, lo que si estaba garantizado es que sin alto el fuego no se iniciaría ese proceso. Ahora estamos con unas claves similares. ETA quiere desmarcarse y lo quiere hacer en unas conversaciones con el Gobierno. Lo que se le dice es que, aunque intervenga el Gobierno de Madrid, con quien tiene que hablar es con la sociedad vasca y cuantas más personas e instituciones quieran participar mejor; luego se verá cual es el reparto de papeles.

Viendo que ETA está dispuesta a contrastar lo que se dice en las recomendaciones con quienes impulsamos el foro social y otras actores sociales y políticos que se sumen, si se inicia ese proceso creo que podríamos llegaríamos a las elecciones de 2015 habiéndose producido ya un desarme de ETA.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Paul Rios (Lokarri) (I): “Lo del proceso de paz en Euskadi ya huele a rancio”

Esta entrevista con Paul Rios, coordinador de Lokarri, tuvo lugar en la sede de ese movimiento social en los mismos días en que se cerraba el plazo para que partidos políticos y organizaciones sociales hicieran sus aportaciones al Plan de Paz y Convivencia que el lehendakari Urkullu presentó en el Parlamento vasco. Una parte de la conversación fue publicada el día 28 de septiembre de 2013 en el diario digital "Zoom News". Esta es la primera parte de dicha entrevista

Al PNV le ha venido bien que el PSE-EE se desmarque de la Ponencia de Paz y Convivencia del Parlamento Vasco. Y también al movimiento ciudadano por el proceso de paz Lokarri (antes Elkarri). Desde ambos lados avanza el Plan de Paz de Urkullu y va recogiendo apoyos, incluso de Lokarri, que trajo a Euskadi a los mediadores 
internacionales y ha sentado las bases para el final de ETA. La sociedad vasca está pasando hoja y Paul Rios, coordinador de Lokarri, cree que el desarme de la banda puede llegar antes de las elecciones de 2015.

El lehendakari Urkullu recogió el guante que su antecesor, Patxi López, le había dejado en la mesa en forma de Ponencia parlamentaria sobre Paz y Convivencia, pero quiso marcar su impronta en esa vuelta al poder y avanzó un Plan con el mismo nombre, Paz y Convivencia, sin esperar a que la Ponencia elaborase el suyo como era de esperar. El lehendakari quiso abordar por dos caminos diferentes, el Parlamentario y el de la sociedad en general, las posibilidades de establecer consensos sobre la paz y principios para el día después.
Lo cierto es que la paz se ha instalado en Euskadi por delante de la capacidad de reacción de los partidos políticos y ya se vive una primera consecuencia: la Ponencia parlamentaria ha quedado dormida por la variable estrategia de quienes fueron sus impulsores, el PSE-EE, mientras EH Bildu y sus seguidores no cambien de actitud en la calle y en sus declaraciones, además de que el PP, tras la marcha de Basagoiti, también haya dado marcha atrás.
Curiosamente, quienes comandan ahora ese barco varado son el PNV, que se sumó a la ponencia siguiendo la estela de la iniciativa socialista, y EH Bildu, que votaron en contra.
En público, el PNV cuenta su malestar por el abandono socialista, porque en su visión del final de ETA entiende que el Parlamento debe jugar un papel esencial como punto de encuentro para un consenso que aún parece lejano. Pero también porque el Parlamento tendrá que ser, de una u otra forma, con Ponencia o con el Plan de Urkullu, donde cristalicen las iniciativas sociales que se han puesto en marcha con ese objetivo. Eso mismo opina Paul Rios, coordinador de LOKARRI (“lo que sirve para unir”). Urkullu mima la prudencia de quien hizo responsable para este cometido: Jonan Fernández, y los apoyos que Lokarri, antes Elkarri, viene prestando a la causa; un movimiento social por el consenso y el final del proceso de paz en el que el propio Jonan Fernández jugó un papel destacado.
Lokarri, junto con Bake Bidea, puso en pie el denominado Foro Social y el seminario “Diálogo y convivencia” celebrado en San Sebastian. Es a partir de esas iniciativas cuando se comienza a hablar y toman protagonismo los denominados “mediadores internacionales”. Con la Ponencia del Parlamento aparcada, Lokarri y el Plan de Paz y Convivencia del gobierno del PNV han comenzado a ir de la mano dando fuerza a ese instrumento, el Plan, que debería volver al Parlamento con un nivel importante de consenso aunque el PP y UPD ya han manifestado su rechazo. Esa es la segunda consecuencia, la del protagonismo del Plan del PNV.
Las recomendaciones del Foro Social que organizó Lokarri parecen haber encontrado eco en el Plan de Paz de Urkullu y, lo que es más trascendental, dichas resoluciones están sirviendo como referencia a la izquierda abertzale desde que, ya antes del verano, comenzaron a pedir abiertamente la disolución de ETA como condición previa para poder hablar de proceso de paz alguno.

“Está faltando una cierta audacia para construir el futuro”

Paul Rios (Foto Javier Hernández / El País)

Parece sorprendente que, después de 15 años de bronca, el pacto suscrito entre el PNV y el PSE-EE no haya citado ni una sola vez la cuestión de la paz y la convivencia en Euskadi.
Parece que hay menos miedo en llegar a acuerdos sobre empleo, crisis o economía, porque todos saben de antemano cual puede ser, más o menos, el escenario de encuentro, pero con la paz y la convivencia hay mucho miedo a llegar a acuerdos porque no se sabe muy bien dónde se puede llegar. Se sabe que, llegando a pequeños acuerdos en la Ponencia parlamentaria, luego en algún momento hay que llegar a grandes acuerdos y sobre temas que son muy delicados, como puede ser, por ejemplo, el tema de los presos. Ese temor al tipo de acuerdos necesarios y si el electorado de cada uno los va a respaldar, hace que algunos prefieran quedarse más cómodos donde estaban Eso está haciendo de freno a todo lo relacionado con paz y convivencia.
En el debate político actual hay tres grandes ejes: autogobierno, paz y crisis. Si ya hay acuerdo en la relativo a la crisis, en los otros dos habrá oposición y tensión política, porque cada partido querrá marcar su terreno.
¿No está cojo el proceso sin la ponencia de Paz y Convivencia del Parlamento?
El Foro puede ayudar a buscar acuerdos y consensos sobre política penitenciaria, pero es en las instituciones donde se deben materializar y consolidar, máxime cuando algunos partidos o sectores no han querido participar en las discusiones de este Foro.
Me resultaba llamativo que, no hace muchos meses, algunos partidos que no participaron en la Ponencia de Paz decían que la izquierda abertzale no querían esa Ponencia y que todo el dialogo se hiciese fuera del Parlamento y ahora la Ponencia es lo que no les gusta. Estás provocando lo que querías evitar. Y más aún, que todo esto ocurra por una palabra: “deslegitimación de” terrorismo o violencia. No tiene medida lo que está sucediendo en la Ponencia del Parlamento. Confío en que esto suponga un replanteamiento, un trabajo más discreto sobre unas mínimas bases y, cuando se haya recuperado el diálogo, volver con los trabajos. Falta una pata fundamental de lo que tiene que ser la convivencia.

“La realidad que vemos huele a naftalina”

Josean Pastor (PSE-EE) afirma que la sociedad está muy por delante de los partidos políticos respecto a la paz y los presos. Parece que ya hay una cierta resignación sobre el pasado y nada sobre el futuro.
Es sorprendente, pero hay encuestas que dicen que más del 70% de la sociedad considera que ha habido cambios en las medidas sobre política penitenciaria. Esa es una mayoría social enorme. No hay que hacer juegos malabares a la hora de buscar una solución sobre los presos. El propio lehendakari Patxi López presentó en enero de 2012 una serie de propuestas y reflexiones sobre la paz y la convivencia y, entre otras cuestiones, hablaba del acercamiento de presos, excarcelación de presos incurables y poner en marcha un proceso de reintegración social. Simplemente con eso habría mimbres para un consenso. Pero es muy diferente hacer esa declaración convencido de lo que propones y gobernando que cuando tienes que llegar a acuerdos con otras formaciones políticas. Creo que es ahí donde se genera cierto temor. A mi me sorprende que, por ejemplo, en marzo de este año se llegue a un acuerdo sobre un párrafo relativo al daño causado, la memoria y reconocimiento de todas las víctimas, etc., y parece que a dia de hoy hasta eso no sería ya factible.
Creo que es necesaria una reflexión profunda sobre el método con que se ha venido trabajando en la Ponencia, lo de ponerlo todo en los focos de los medios de comunicación; todo muy transparente, pero no se si es un método adecuado para poder hablar. También habría que hacer una reflexión profunda sobre la responsabilidad que tienen ahora mismo los partidos políticos y que no están cumpliendo.
¿Vencerá la idea de la estrategia policial y penitenciaria frente a la de negociación?
La estrategia de lo policial en el final de ETA no arregla algunos de los problemas centrales que tenemos sobre la convivencia. Hay quien dice que sobre la convivencia no hay que trabajar nada, que basta con que ETA entregue las armas y la izquierda abertzale pida perdón. Eso es un parapeto para evitar los debates que hay que hacer sobre cuestiones de fondo. La realidad que vemos huele a naftalina. Que hagan una relación de acuerdos y desacuerdos y trabajar sobre esas bases. Comprobaremos si el problema es la Ponencia o la estrategia de cada uno.
Este parón actual no parece bueno.
El parón es transitorio, indudablemente, pero el Gobierno del PP está incurriendo en una grave irresponsabilidad, no hacia ETA, sino con la sociedad vasca. La sociedad ha dicho con claridad que el Gobierno debe aportar, ayudarnos; y no nos está ayudando. Está utilizando la excusa de ETA, el desarme y eso, para no afrontar una cuestión que es importante para nosotros. Más allá de esto, también es cierto que hay una falta de responsabilidad general; no somos conscientes de que lo que no sepamos hacer ahora va a ser mucho más difícil poder hacerlo después y, en el futuro, los problemas que dejes abiertos va a seguir generando problemas. No me puedo imaginar que dentro de diez años estemos aquí hablando de víctimas que no han sido reconocidas o que no haya cambiado en nada la política penitenciaria o que ETA siga existiendo. Este es un escenario al que no se debería llegar. 
Está faltando una cierta audacia para construir el futuro. Personas que conocen procesos de pacificación coinciden en que es muy cómodo mantener lenguajes y actitudes del pasado, lo difícil es cambiarlas, y eso es lo que está faltando.


miércoles, 18 de septiembre de 2013

La muchacha de Cuixart

Todas las noches cerraba los ojos al mismo tiempo que yo y escondía sus colores en la oscuridad de la habitación. A los pies de la cama parecía encargada de velar mi desvelo o frenar el vuelo de las cortinas las noches en que el viento entraba desde la terraza. Con su mirada iba recorriendo mis pasos según cruzaba por delante de ella, camino de la mesilla de noche para encender la lámpara que dirigía la luz a su cara, como un rayo de sol que atravesara la habitación para darle vida y sacarla del letargo de los días completos en soledad.
Desde encima del sofá o a los pies de la cama de la casa de años después, la muchacha de Cuixart hablaba de tú a tú contándote un pasado que sólo uno imaginaba a fuerza de escrutar las oscuras sombras de los ojos o el carmín rojizo de los labios. Pasó de la carpeta de la espera a un largo viaje que seguramente aún no ha acabado y se hizo fetiche a fuerza de estar presente, como el hito de una carretera, el kilómetro permanentemente repetido. Ella conoce bien el perfil de las esquinas más difíciles, de donde parecen haberla sacado; gira la cabeza para escapar de las cuchillas del invierno cuando la soledad ataca y te empuja el saludo hasta el nudo exacto donde la nostalgia es sonrisa.
Mientras leía recostaba en el cabecero de la cama, mis ojos se iban hacia ella, alertado por el propio silencio que compartíamos desde aquel dia en que comenzó a atravesar conmigo ciudades, tierras y casas. De todos los muros en que había estado colgada, cobraba una vida especial allí, al fondo de mis pies y la colcha blanca, arrojando el color de su figura por todo el entorno, como una llama en la noche. Fue testigo de largas temporadas de ilusión, de las mejores épocas de muchos años, apoyada sobre el sofá blanco de rayas negras, frente por frente al espejo de la chimenea en el que reflejaba la indefinición de su sombrero, la timidez de su sonrisa y los trazos rojos de un cuerpo que era una mera insinuación sobre el papel blanco.
La tarde en que apareció, Barcelona estallaba en primavera, las palomas cortaban el paso en la Plaça de Sant Jaume y en la puerta de la librería de viejo gritaba buscando alguien con quien romper la soledad, la oscura soledad de la carpeta de grabados. Era la pintura más sencilla de aquel grupo de seis cabezas de mujer, de aquellos bustos iluminados que Modest Cuixart había ensoñado y firmado. Entre esas caras insinuadas, los sombreros negros que velaban los ojos en las otras obras, los vestidos que se deshacían en una sombra de color y las miradas estáticas de las otras cinco mujeres, los ojos redondos de la muchacha se llenaban de melancolía y animaban a llevarla contigo como quien compra un confesionario para los ratos en que a la conciencia le da por pensar.
La muchacha y yo compartimos el secreto del destino. Ni yo era el suyo, el previsto para ella, ni ella la imagen que me podría perseguir durante casi una vida, cuando la vida se cuenta en cuartos de siglo. Por encima de la firma de Cuixart, de ese garabato no mejor ni peor que el que hacemos cada día que nos levantamos, el papel se blanquea por donde pasó la miga de pan. Borrar la dedicatoria del pintor a quien iba destinada esa prueba de autor era una puñalada al destino, el del autor o del destino a quien recibió la obra, que se deshizo de ella. Un secreto casi a ojos vista los viajes, los marcos que ha ido conociendo y el tiempo que se filtra por el cristal han sacado a la luz la sombra blanca del papel borrado.
Apoyado yo en el cabecero de la cama y con la luz centrada en su incógnita identidad, esa mujer casi niña se convierte en el espejo donde mirarse cada noche: El esbozo de una sonrisa antes de dormir, la memoria del color de cada día y la mirada permanente en busca del sosiego.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Euskadi: Urkullu y Patxi López regresan a la historia para hablar de futuro


Si hay algo más difícil de soldar que el nacionalismo y el socialismo, en Euskadi el PNV y el PSE-EE vuelven a repetir el experimento de hace décadas: un pacto de largo plazo a favor del lehendakari Urkullu en el que Patxi López consigue calzar, al fin, parte de lo que fueron sus proyectos como lehendakari. Un juego de transacciones políticas y transiciones históricas inacabadas, ahora que las balas no silban.

En las filas del Partido Socialista de Euskadi (PSE-EE), disciplina; en las del PNV, alivio. Seguro que el PP lo tildará de voluntarista, aunque busca su hueco cerca, y EHBildu de insuficiente, como ha adelantado Sortu, que empieza a hacer de “casa madre”. Para Joseba Eguibar, portavoz parlamentario peneuvista, el acuerdo que van a suscribir el próximo lunes el presidente del PNV y el secretario general del PSE-EE es un “mojón” en el largo camino que le queda para conseguir la estabilidad del gobierno del lehendakari Urkullu, en minoría.
Si la política no tuviera a veces ese miedo a las palabras y la tendencia a simplificar los hechos para intentar hacerlos más comprensibles, Joseba Egibar habría hablado de “acuerdo histórico” en un país, el vasco, tan necesitado de hechos que sobresalgan sobre las crisis aún sin cerrar, como la de la convivencia en paz y la económica, ahora que las balas ya no silban. Probablemente el portavoz jeltzale sabe que la minoría con que nada el Gobierno de su partido le ha hecho perder toda la energía del salto al agua y que las corrientes amenazan con dejarlo varado en plena travesía, antes de cumplir tan solo un año de esta legislatura de su lehendakari Iñigo Urkullu.

EL PSE RECUPERA PODER
El “mojón” del pacto se ha convertido, en realidad, en un “híto” (sinónimo igualmente válido) de ese camino aún largo. El PNV encuentra, al fin, la senda que perdió cuando no pudo repetir gobierno y cedió el mando al lehendakari Patxi López. Y el propio secretario general de los socialistas vascos y ex-lehendakari encuentra un lugar donde plasmar sus mejores objetivos políticos, los que no pudo desarrollar en su accidentado mandato y lanzó a los pies de Urkullu la víspera de su elección. La trascendencia del contenido del acuerdo aborda, por primera vez, esa transformación de la “arquitectura institucional” de la que hablaba Patxi López y que, en otras palabras, es la revisión de las competencias y poderes del Parlamento vasco respecto a las políticas públicas y de las Diputaciones forales respecto al Parlamento. La respuesta a ese “quien manda aquí” que nunca se ha formulado en voz alta pero amenazaba con paralizar el País Vasco económica y socialmente. Aquel objetivo de López de que el Parlamento se convierta de verdad en el eje de la política vasca ha encontrado al menos un principio de encaje, aunque habrá que ver su desarrollo.

Publicado en http://www.zoomnews.es/             11 septiembre 2013

http://www.zoomnews.es/101743/actualidad/espana/asi-es-pacto-largo-alcance-pnv-y-socialistas

domingo, 8 de septiembre de 2013

Navarra. Jaque, sin mate, a Yolanda Barcina

Si la crisis de Navarra fuese menor o reciente, poco importaría que la presidenta de su Gobierno, Yolanda Barcina, ningunee al Parlamento foral, ignore las decisiones de la mayoría y las acuse de ilegales. Ha abierto una nueva etapa de confrontación con todos y ha convertido la sentencia del Tribunal Supremo sobre las dietas de la CAN en un apoyo al descaro de lo que se ocultó. Sabe que el juego con la oposición trae avisos de “mate” en otoño, pero no podrá llegar al “jaque”. Antes, tumbará el tablero.
Todos tienen prisa para poner fin a la inestabilidad política que desde junio de 2011 azota Navarra. Con el “comienzo de curso”, todos han sacado del frigorífico los mensajes que guardaron antes de las vacaciones y, como entonces, el objetivo es común pero las estrategias para conseguirlo son diametralmente opuestas. Solo la sentencia del Tribunal Supremo, dando un repaso a la jueza decana de Pamplona a cuenta de las dietas de Caja Navarra, presenta un cambio de importancia en este tablero revuelto. Toda la oposición ha planteado “jaque” a Yolanda Barcina, algunos como puro farol, para que cambie de estrategia. Pero no habrá “mate”.

Yolanda Barcina, presidenta
del Gobierno de Navarra y UPN
(Foto EFE)
EL FIN DE LAS DIETAS
Con su decisión de cerrar el “caso dietas de la cam”, el Tribunal puso fin al primer acto sobre lo ocurrido en la entidad financiera, pero quedaban abiertas las lecciones políticas de esa resolución sobre la ética de lo que habían llevado a cabo las cabezas políticas de UPN y de la Caja en los últimos diez años. En su retorno a este tablero de ajedrez sin final de partida en que se ha convertido Navarra, la presidenta ya ha lanzado su mensaje particular con su particular manera de convertir la realidad en conveniencia: la decisión del alto Tribunal es un respaldo a la gestión realizada respecto a las dietas por los que la juez María Paz Benito decidió imputar; no hay, a su entender, doctrina alguna ni condena moral para el futuro sobre la forma de actuar cuando los políticos ocupan el poder y la dirección de una entidad financiera, si es que volviera a producirse una situación similar.

Lo cierto es que el Tribunal Supremo, seguramente sin pretenderlo, ha conseguido – y esta es la mayor consecuencia para el futuro- sacar ese asunto de la primera línea del debate político, donde se había convertido en el motivo principal de descrédito de la presidenta navarra y, en consecuencia, la petición unánime de que convocase elecciones anticipadas, ante su minoría parlamentaria y la censura unánime de toda la oposición, aunque la moción presentada por Bildu no prosperase. Queda de nuevo al descubierto el dato esencial de la vida política navarra: Yolanda Barcina no cuenta con ningún apoyo para gobernar salvo su propio partido –y esa es otra historia-; el Parlamento, donde la oposición había intentado levantar un castillo de legalidad y política frente al gobierno, es insuficiente como herramienta para el acoso a Yolanda Barcina y, finalmente, la jefa del gobierno ha convertido su autismo en estrategia política, para desesperación de propios y ajenos. La CAN, además de una historia negra de la vida económica y social de la Comunidad, no forma parte de la estrategia política posible para la oposición.

UPN: RUIDOS en los postres
Como indicaba Alberto Catalán a Zoom News antes del congreso de UPN, su misión como presidente del Parlamento es hacer que la vida interna de la institución funcione según sus normas y sin ruidos formales. Si en alguna ocasión se pretendió encontrar en el presidente un apoyo en la estrategia política contra Barcina, su mantenido silencio después del congreso regionalista le ha sacado de esa contienda, al menos públicamente.
Como toda UPN, sabe que la mayoría desunida que representa la oposición es la mejor tabla para bracear sobre las olas de la crisis y que, mientras eso ocurra, UPN se mantendrá inquieta pero pegada a su casilla del tablero. Barcina, desde el mismo congreso, no es líder en UPN pero será intocable a medio plazo desde dentro y, a corto plazo, no hay otra mayoría interna que le haga caerse del trono. Esa es la baza de Barcina, a pesar de los ruidos que se han escuchado en las comidas estivales, desde el primer plato hasta los postres.  

EL PARLAMENTO: LA PALANCA ROTA

La oposición ha intentado que el Parlamento se convirtiera en el tablero de esta partida que dura ya dos años. No se ha conseguido el triunfo que se buscaba trasladando al Parlamento los objetivos de la batalla política entre oposición y gobierno, pero es el único dato de normalidad de este último periodo porque, con mayor o menos habilidad, los grupos de oposición han dado cauce institucional a sus críticas e iniciativas y ha puesto blanco sobre negro que nadie en esa sede apoya a la pieza de la reina blanca y que la reina es sorda al Parlamento. De hecho, es evidente la conversión política del gobierno de Navarra en una herramienta ilegítima desde que perdió la mayoría y, además, antidemocrática desde el punto de vista del juego de poderes públicos.

SE BUSCA MARCA ABERTZALE
La izquierda abertzale es el alfil que se mueve de un lado a otro, a grandes saltos, con la libertad que le permite su juego de dos caras, el político y el social, y aprovechando la experiencia de tantos años de control de los movimientos ciudadanos que el resto de la izquierda dejó a su suerte. Hoy es Bildu, fundamentalmente, quien dirige ese juego del nacionalismo radical, pero mañana, si es necesario –y lo será por otros motivos- se cambiará el ropaje y pasará a ser cuerpo, que no alma, de Sortu.
Desde su papel como portavoz de NaBai en el Parlamento foral y como dirigente también de Aralar en Navarra y Euskadi, Patxi Zabaleta ha vuelto a recordar la fortaleza de la movilización social contra UPN en el caso de la CAN y ha sacado cabeza deseando el futuro cercano de la desaparición de ETA y el inmediato de la dimisión de Yolanda Barcina. Como Bildu, con quien Zabaleta hizo alianza para las elecciones vascas, sabe que el tiempo de espera hasta unas nuevas elecciones autonómicas, en 2014, le permitirá contribuir a la reconstrucción de una marca política y electoral común de toda la izquierda abertzale, con identidad propia en lo posible para el caso de Navarra, como Zabaleta reclama a quien le quiere escuchar.
Bildu parece dividida en varios grupos en el Parlamento foral, pero es la segunda fuerza en el de Euskadi, y hasta que dichas elecciones lleguen está por ver qué influencia tiene en su futuro este cambio de época de la izquierda más radical y abertzale y, especialmente, cómo inciden las decisiones o no de ETA sobre su propio futuro. Hoy por hoy, esta izquierda es el mayor azote de Barcina y UPN pero pone en evidencia su actual minoría y recuerda el recelo social sobre ellos cada vez que acusa al PSN de ser el causante de la política enquistada de Navarra.
El esfuerzo de Geroa Bai (antes miembros de NaBai) va a ser doble y no menor pese al empeño de su líder más conocida, Uxue Barkos, que hace de compás con su doble presencia en el Parlamento español y el Ayuntamiento de Pamplona. El círculo que quiere dibujar pasa por las alianzas con el centro izquierda, desde la fortaleza interna de los independientes integrados en Geroa. Ese futuro como alfil en el centro-izquierda pasa ineludiblemente por una IU estable en el panorama político navarro y el PSN-PSOE. Esta es la fórmula más al alcance de todos, la plataforma desde la que se quiere mover a Barcina de su casilla en el futuro de la partida.

Nada pasará hasta esa convocatoria electoral, porque Geroa Bai quiere crecer con los votos por encima del PSN-PSOE y de IU como marca electoral con mayor atractivo frente a los herederos de Batasuna. Juega a ser el epicentro de esa nueva mayoría y que UPN siga con su actual debilidad parlamentaria, si no mayor. Geroa Bai sabe, no obstante, que, salvo sorpresas, esa mayoría social alternativa necesitará convertirse en mayoría parlamentaria con el apoyo de Bildu, mañana Sortu, y la NaBai de Zabaleta, cualquiera que sea el resultado en el lado de la izquierda.

PSN-PSOE: NO habrá SORPRESAS

Hasta ahora la gran incógnita era la decisión que tomase el PSN-PSOE, quien vive aún con el reproche de haber sido expulsado por UPN del Gobierno. Si como dice su secretario general, Roberto Jiménez, fue un error entrar en ese Gobierno, más de un año después se ve abocado a asumir una realidad que no le gusta, en la que necesita mantener la imagen de equilibrio y bisagra para sortear su capacidad para tomar decisiones autónomas el marco político general del PSOE. Si el PSN-PSOE no cambia su estrategia, se convertirá en el don Tancredo de las charlotadas: Inmóvil, rodeado por un toro en movimiento que el graderío aplaude y que no premia la inmovilidad del sujeto, porque el tendido está acostumbrado a ver en la arena el juego de luces del valor y la prudencia.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Carlos Iturgaiz, el "angel perdido" del PP vasco

Quienes piensan que Carlos Iturgaiz es un verso suelto en el Partido Popular de Euskadi, corren el riesgo de minusvalorar la importancia de su lírica en un escenario interno como el de los populares y en el contexto de la desmadejada estrategia del partido del Gobierno de Mariano Rajoy respecto del País Vasco.
Conociendo los movimientos de la nueva presidenta del partido, Arantxa Quiroga, del secretario general, Iñaki Oyarzabal, y del alcalde de Álava, Jesús Maroto - y señalarles a ellos no quiere decir que sean las cabezas mas significativas del “poder popular” en el PP, pero si las más públicas-, es posible considerar que Iturgaiz sea un verso corto y rima asonante entre los restantes versos del poema popular dominante. Podría decirse lo mismo, que se equivocan, de quienes piensan que, en realidad, el expresidente del PP vasco busca su renovación como cabeza de lista en las próximas elecciones europeas de finales de mayo próximo, ante las dudas que puedan generarle en este sentido los corrimientos de escalafón que se han producido desde la decisión de Antonio Basagoiti de abandonar la presidencia del partido.
No es un mero dato biográfico que Iturgaiz fuera presidente del Partido Popular del País Vasco durante ocho años, que consiguiese situar por primera vez al PP como segunda fuerza parlamentaria al encabezar la candidatura en las elecciones autonómicas de 1998 y que lleva ocho años como eurodiputado. A pesar de los vientos que todo lo barren en la política española y del crónico cainismo con los dirigentes políticos españoles de cualquier color y talla, Carlos Iturgaiz no ha bajado de la montaña con las tablas de la ley pasadas a limpio para recordar al Partido Popular que “estoy aquí”.
Es cierto que ha vuelto hablando de la actitud y estrategia de que su partido puede seguir ante el cambio que ha significado para la vida de Euskadi el fin de la violencia de ETA; tan cierto como que su discurso está inflamado del discurso de Mayor Oreja, en activo, y María San Gil, retirada de la política. Lo uno y lo otro constituyen parte de la esencia de la personalidad de Carlos Iturgaiz, ya conocida. En este sentido, el retorno de parlamentario europeo a la actualidad es la vuelta a la plaza de la voz y el discurso broncos del Partido Popular que más apoyos consiguió y más esfuerzos para reconducirlo ha necesitado en los últimos años, especialmente los del mandato como presidente de Basagoiti.
Iturgaiz es el “ángel perdido” que describe Javier Sierra y da nombre a su novela: el que es capaz de comunicarse con la sociedad desde el comienzo de los tiempos y en los momentos históricos y transmite a través de una tabla y piedras mágicas toda la energía, el discurso, que iluminan la actuación de las personas y la resolución de los grandes dilemas. Sólo los poseedores de las antiguas piedras de la luz podrán conectarse con él. Carlos Iturgaiz conoce la evolución del País Vasco en estos últimos diez años, con un gobierno nacionalista y otro socialista apoyado desde fuera por el propio PP. Ha seguido el recorrido incompleto hasta la paz tras el silencio de las armas y ha observado con atención las razones y situaciones previas y las generadas por la renuncia de Basagoiti.
También ha vivido, con menor intervención directa, la designación “a lo Griñán” de la sucesora de Basagoiti, Arantxa Quiroga y cómo el Partido Popular ha procurado mirar en este caso hacia Burgos mientras ese cambio se producía con el estilo político menos democrático y menos respetuoso para todos.
Más allá del lenguaje, de su conveniencia de buscar frases que suenen a clavo en el pie, Iturgaiz viene a buscar respuestas públicas del PP a las tres grandes preguntas que aún no se han encontrado dado y, posiblemente, no se dará en muchos meses. Por qué se le hurtó al partido un congreso que resolviese de forma estatutaria la sucesión de Basagoiti, después del resultado electoral conseguido tras su apoyo al gobierno minoritario del lehendakari Patxi López. Cual es la estrategia del Partido Popular respecto de su interés prioritario en la salida del terrorismo, las víctimas y qué protagonismo se les va a dar en la resolución del conflicto en el marco futuro de la convivencia que se pueda plantear desde las instituciones, como el Parlamento. Y, finalmente, cual es la estrategia y el discurso del Gobierno de Mariano Rajoy y del Partido Popular respecto al papel a desarrollar por el PP vasco en esa etapa final de salida del terrorismo.
Con voces altisonantes o rimas de ripio, el expresidente Carlos Iturgaiz es el hilo que ha hilvanado los tres espacios de sombra actuales de la política del PP respecto a Euskadi: Cambios y jerarquías, discurso contra el terrorismo y protagonistas de la solución final y su vuelta, más que zaherir lo que el llama “las dos almas del PP vasco”, en realidad pone el foco sobre el riesgo de toda minoría de desaparecer o dejar de ser significante, cuando en el conjunto de España es el partido mayoritario y una de sus principales responsabilidades, el final de ETA, tiene tanto que ver con el futuro de Euskadi y cómo el PP decida conducirse de cara a ese final.
El abrazo de Rajoy a Arantxa Quiroga, pretendiendo reforzar con una foto el agujero de una designación sin capacidad de debate ni elección directa de los afiliados del PP, no ha cerrado esa extraña escalada al poder interno de quien llegó a ser en la anterior legislatura presidenta del Parlamento Vasco. Con un gobierno, el del PNV, que desde la minoría va lanzando lianas de encuentro con los demás partidos en aquellos temas que pueden tener para ellos más interés, Arantxa Quiroga busca el extremo de alguna para no quedar fuera del juego político vasco de este nuevo curso, porque sus escaños son pocos y la presidencia de la Diputación foral de Álava no es un contrapoder significativo, porque es el propio lehendakari Urkullu quien no va a poner en jaque a las Diputaciones por las aspiraciones del PSE-EE en cuanto a nuevos compromisos fiscales acordados en el Parlamento. Su nombramiento es su debilidad de partida  frente al bronco discurso de etapas anteriores –y que tantos seguidores parece tener en el PP-. Probablemente ahí sí que encuentre Iturgaiz diferencias de tono, más que de estrategia.
La procelosa política del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, respecto de los presos y las condiciones especiales que mantiene sobre el cumplimiento de las penas por terrorismo, dejan poco margen de juego al PP vasco, que es un convidado de piedra en esta estrategia del ministro, al que Rajoy deja hacer hasta que llegue el momento de plantear los pactos necesarios que den salida por parte de ETA y del Gobierno a este estéril y contraproducente impasse.
No es fácil preveer cual será el momento más oportuno para que llevarla a cabo, pero esa reflexión conjunta que Iturgaiz reclama entre las “dos almas” del PP vasco tendrá que llegar. No será para beneplátcito y satisfacción histórica del hosco discurso de Carlos Iturgaiz y Jaime Mayor Oreja, porque el ministro de Fernández Díaz busca ese galardón de cierre como premio exclusivo, pero sí servirá para dar un brochazo de normalidad a un proceso de elección interna que hizo saltar las alarmas hasta hacer que Carlos Iturgaiz bajase de la montaña para abroncar al PP en la llanura.

Publicado en Diario Noticias de Álava           3 de septiembre de 2013
http://www.noticiasdealava.com/2013/09/05/opinion/tribuna-abierta/el-39angel-perdido39-del-pp-vasco