sábado, 7 de septiembre de 2013

Carlos Iturgaiz, el "angel perdido" del PP vasco

Quienes piensan que Carlos Iturgaiz es un verso suelto en el Partido Popular de Euskadi, corren el riesgo de minusvalorar la importancia de su lírica en un escenario interno como el de los populares y en el contexto de la desmadejada estrategia del partido del Gobierno de Mariano Rajoy respecto del País Vasco.
Conociendo los movimientos de la nueva presidenta del partido, Arantxa Quiroga, del secretario general, Iñaki Oyarzabal, y del alcalde de Álava, Jesús Maroto - y señalarles a ellos no quiere decir que sean las cabezas mas significativas del “poder popular” en el PP, pero si las más públicas-, es posible considerar que Iturgaiz sea un verso corto y rima asonante entre los restantes versos del poema popular dominante. Podría decirse lo mismo, que se equivocan, de quienes piensan que, en realidad, el expresidente del PP vasco busca su renovación como cabeza de lista en las próximas elecciones europeas de finales de mayo próximo, ante las dudas que puedan generarle en este sentido los corrimientos de escalafón que se han producido desde la decisión de Antonio Basagoiti de abandonar la presidencia del partido.
No es un mero dato biográfico que Iturgaiz fuera presidente del Partido Popular del País Vasco durante ocho años, que consiguiese situar por primera vez al PP como segunda fuerza parlamentaria al encabezar la candidatura en las elecciones autonómicas de 1998 y que lleva ocho años como eurodiputado. A pesar de los vientos que todo lo barren en la política española y del crónico cainismo con los dirigentes políticos españoles de cualquier color y talla, Carlos Iturgaiz no ha bajado de la montaña con las tablas de la ley pasadas a limpio para recordar al Partido Popular que “estoy aquí”.
Es cierto que ha vuelto hablando de la actitud y estrategia de que su partido puede seguir ante el cambio que ha significado para la vida de Euskadi el fin de la violencia de ETA; tan cierto como que su discurso está inflamado del discurso de Mayor Oreja, en activo, y María San Gil, retirada de la política. Lo uno y lo otro constituyen parte de la esencia de la personalidad de Carlos Iturgaiz, ya conocida. En este sentido, el retorno de parlamentario europeo a la actualidad es la vuelta a la plaza de la voz y el discurso broncos del Partido Popular que más apoyos consiguió y más esfuerzos para reconducirlo ha necesitado en los últimos años, especialmente los del mandato como presidente de Basagoiti.
Iturgaiz es el “ángel perdido” que describe Javier Sierra y da nombre a su novela: el que es capaz de comunicarse con la sociedad desde el comienzo de los tiempos y en los momentos históricos y transmite a través de una tabla y piedras mágicas toda la energía, el discurso, que iluminan la actuación de las personas y la resolución de los grandes dilemas. Sólo los poseedores de las antiguas piedras de la luz podrán conectarse con él. Carlos Iturgaiz conoce la evolución del País Vasco en estos últimos diez años, con un gobierno nacionalista y otro socialista apoyado desde fuera por el propio PP. Ha seguido el recorrido incompleto hasta la paz tras el silencio de las armas y ha observado con atención las razones y situaciones previas y las generadas por la renuncia de Basagoiti.
También ha vivido, con menor intervención directa, la designación “a lo Griñán” de la sucesora de Basagoiti, Arantxa Quiroga y cómo el Partido Popular ha procurado mirar en este caso hacia Burgos mientras ese cambio se producía con el estilo político menos democrático y menos respetuoso para todos.
Más allá del lenguaje, de su conveniencia de buscar frases que suenen a clavo en el pie, Iturgaiz viene a buscar respuestas públicas del PP a las tres grandes preguntas que aún no se han encontrado dado y, posiblemente, no se dará en muchos meses. Por qué se le hurtó al partido un congreso que resolviese de forma estatutaria la sucesión de Basagoiti, después del resultado electoral conseguido tras su apoyo al gobierno minoritario del lehendakari Patxi López. Cual es la estrategia del Partido Popular respecto de su interés prioritario en la salida del terrorismo, las víctimas y qué protagonismo se les va a dar en la resolución del conflicto en el marco futuro de la convivencia que se pueda plantear desde las instituciones, como el Parlamento. Y, finalmente, cual es la estrategia y el discurso del Gobierno de Mariano Rajoy y del Partido Popular respecto al papel a desarrollar por el PP vasco en esa etapa final de salida del terrorismo.
Con voces altisonantes o rimas de ripio, el expresidente Carlos Iturgaiz es el hilo que ha hilvanado los tres espacios de sombra actuales de la política del PP respecto a Euskadi: Cambios y jerarquías, discurso contra el terrorismo y protagonistas de la solución final y su vuelta, más que zaherir lo que el llama “las dos almas del PP vasco”, en realidad pone el foco sobre el riesgo de toda minoría de desaparecer o dejar de ser significante, cuando en el conjunto de España es el partido mayoritario y una de sus principales responsabilidades, el final de ETA, tiene tanto que ver con el futuro de Euskadi y cómo el PP decida conducirse de cara a ese final.
El abrazo de Rajoy a Arantxa Quiroga, pretendiendo reforzar con una foto el agujero de una designación sin capacidad de debate ni elección directa de los afiliados del PP, no ha cerrado esa extraña escalada al poder interno de quien llegó a ser en la anterior legislatura presidenta del Parlamento Vasco. Con un gobierno, el del PNV, que desde la minoría va lanzando lianas de encuentro con los demás partidos en aquellos temas que pueden tener para ellos más interés, Arantxa Quiroga busca el extremo de alguna para no quedar fuera del juego político vasco de este nuevo curso, porque sus escaños son pocos y la presidencia de la Diputación foral de Álava no es un contrapoder significativo, porque es el propio lehendakari Urkullu quien no va a poner en jaque a las Diputaciones por las aspiraciones del PSE-EE en cuanto a nuevos compromisos fiscales acordados en el Parlamento. Su nombramiento es su debilidad de partida  frente al bronco discurso de etapas anteriores –y que tantos seguidores parece tener en el PP-. Probablemente ahí sí que encuentre Iturgaiz diferencias de tono, más que de estrategia.
La procelosa política del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, respecto de los presos y las condiciones especiales que mantiene sobre el cumplimiento de las penas por terrorismo, dejan poco margen de juego al PP vasco, que es un convidado de piedra en esta estrategia del ministro, al que Rajoy deja hacer hasta que llegue el momento de plantear los pactos necesarios que den salida por parte de ETA y del Gobierno a este estéril y contraproducente impasse.
No es fácil preveer cual será el momento más oportuno para que llevarla a cabo, pero esa reflexión conjunta que Iturgaiz reclama entre las “dos almas” del PP vasco tendrá que llegar. No será para beneplátcito y satisfacción histórica del hosco discurso de Carlos Iturgaiz y Jaime Mayor Oreja, porque el ministro de Fernández Díaz busca ese galardón de cierre como premio exclusivo, pero sí servirá para dar un brochazo de normalidad a un proceso de elección interna que hizo saltar las alarmas hasta hacer que Carlos Iturgaiz bajase de la montaña para abroncar al PP en la llanura.

Publicado en Diario Noticias de Álava           3 de septiembre de 2013
http://www.noticiasdealava.com/2013/09/05/opinion/tribuna-abierta/el-39angel-perdido39-del-pp-vasco

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