miércoles, 29 de enero de 2014

Rubalcaba, Patxi López y el juego de las palabras

Los socialistas vascos han organizado un ciclo de conferencias para hablar del futuro del socialismo a las puertas de las elecciones europeas; Felipe González ya ha pedido de nuevo reinventarse y Rubalcaba pondrá en valor su herencia delante de la presidenta andaluza y el de Asturias. Patxi López guarda silencio mientras le dan las últimas puntadas a su traje de candidato. Sabe que es el niño en el bautizo, y el novio en la boda pero no quiere ser el difunto de las próximas elecciones europeas, y espera que el duelo pase de lejos.

El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el del PSE-EE, Patxi López volverán a estar juntos dentro de unos días como cierre de las jornadas “Reflexiones de futuro”, que han organizado en Euskadi los socialistas vascos y la Fundación Ramón Rubial. Era muy importante para el PSOE que esta convocatoria arrancara días atrás con la intervención del expresidente del Gobierno, Felipe González, quien, antes que presidente del Gobierno, fue secretario general del partido. Era lógico que, a modo de anfitrión, quien se sentase a su lado en primera jornada sobre el futuro fuese el secretario general del PSE-EE, que también es expresidente (exlehendakari), en este caso del Gobierno vasco durante casi una legislatura completa.

Con el conocimiento de la historia sobre sus espaldas, Felipe González disertó sobre el futuro de casi todo, con especial atención al del Partido Socialista. Eran muchas las miradas cruzadas entre ambos pero muchas más las que dirigían los asistentes al líder intentando ver el eco de sus en la expresión de Patxi. No dejaba de ser el acto una cierta ceremonia de la confusión, probablemente no intencionada, porque Felipe sigue manteniendo el perfil de quien ya no quiere ser el guía de nadie, pero habla, y Patxi López espera llegar al mes de septiembre sin decir si quiere ser algo más que exlehendakari de Euskadi; por ejemplo, candidato a las elecciones primarias del partido para la presidencia del Gobierno; una posibilidad que todo el partido (la suma de los más fuertes) ya tiene descontado y mientras el resto de la sociedad, si es que algo le va o le viene ya en esta historia, mira con curiosidad y sorpresa el juego de palabras sin contenido y silencios llenos de palabras.

No venía al caso que Felipe, siempre cauto y, no obstante, siempre en el borde de la crítica, hiciera una declaración de apoyo expreso a Patxi López candidato en las primeras, porque mantiene que no es tiempo de afirmar lo que cantan las vecinas, y porque toda la liturgia de estas jornadas ya va destinada a formalizar la entronización del candidato vasco para suceder a Rubalcaba. Todos son conscientes de que este pequeño simposio socialista sobre “qué hacer” tiene la doble importancia de rodear al nonato candidato, crear en su entorno una nube de ideología sin que Patxi necesite presentar los contenidos de su perfil como aspirante, porque no sería aún el momento de hacerlo, y, en segundo lugar, crear la imagen de unidad en torno al circunstancial líder de una candidatura que aún no se ha presentado pero ya parece estar bien negociada durante la Conferencia Política. Un tercer objetivo, tan poco declarado como los otros dos, es el de hacer la ola y situar al frente del debate a un aspirante a líder socialista nacional sin que tenga que exhibir ya los huella de su dentellada o las piezas que nunca tuvo.

Pese a esta nebulosa orquestada en torno al futuro, el futuro no es menos impreciso dentro de la niebla. Sobre todo, internamente. No son nuevas las palabras de Felipe sobre la necesidad de no centrar la mirada en el ombligo del PSOE, no vaya a ser que se vea el humo, pero la sensación es que su mensaje no fue comprendido después de la derrota, que se tomó a humo de pajas esa primera advertencia de hace más de dos años y que, como púgiles sonados, la pelea ha continuado sobre el ring interno todo este tiempo mientras la sociedad hace ya más de un año que pide, por boca del desprecio, que le devuelvan las entradas, porque la crisis, la verdadera, está en otra calle.

Ese juego con la palabra futuro que se declina estos días en Euskadi, con los máximos representantes socialistas en primer plano, va y viene de una parte a otra del socialismo vasco pero tampoco en este sentido las palabras tienen igual significado. Cuanto más oídos sordos se les comienza a hacer a Felipe González y a otros muchos cercanos, más insiste él en su idea de que hay que “buscar a la sociedad y no esperar a que vuelva por si sola al PSOE”, otros dirigentes territoriales vascos aconsejan no desesperar, que ya vendrán ellos solos porque solo ese viejo partido es capaz de ser oposición y aportar respuestas a una sociedad descreída que ya no escucha a los políticos ni en la radio, aunque estos opinen que si no les escuchan, peor para ellos.

 ALLÍ DONDE ESTÉS, TE AYUDARÉ

Ese discurso con timbre soberbio son palabras hiladas para los actos de euforia, para el envalentonamiento frente a unas encuestas que en Euskadi ponen al PSOE contra las cuerdas de una posible nueva derrota; por eso es importante que hablen del futuro en esas Jornadas dirigentes en activo como Rubalcaba o Patxi López. Ambos llegaron a la clausura del último Congreso Nacional del PSE-EE, hace casi un año, en el Palacio Euskalduna de Bilbao, ese lugar de congresos donde la música del presente supera la imagen vieja de lo que Bilbao fue industrialmente. Palabras nuevas sobre cimientos sólidos. En esa ocasión, el actual secretario general del PSOE le prometió al recién elegido secretario general del socialismo vasco que “allí donde estés, te ayudaré”, esa es una clave del futuro, porque a  Patxi López las elecciones europeas próximas ya le pillan de lado y no estará presente para comprobar si el PSE-EE supera o repite suspenso en las municipales próximas, donde tanto se juega en Euskadi.

Aquellas palabras de Rubalcaba siguen resonando llenas de significado. Tal vez sea esa promesa la que le ata las ansias a Patxi López, la que le obliga a estar presente sin pronunciarse, porque, aún cuando se hable de futuro, el suyo lo controla otro. Felipe González insiste en que se salga de la zona de seguridad de las instituciones, que protegen a fuerza de ocultar, y que el PSOE sea capaz de reinventarse, porque la sociedad ha cambiado, pero algunos en Euskadi pueden salir malheridos en el próximo combate electoral si continúan abrazados a unos Estatutos que parecen prohibir lo que el expresidente y los propios congresos propugnan hasta que, en el viaje de regreso, se pierde el significado de las palabras.

A Euskadi se ha querido traer el debate sobre el futuro del socialismo que hace dos años no encontró hueco en el Congreso de Sevilla, ni tampoco hace semanas en la Conferencia Política de Madrid. Tal vez ahora solo queden tres imágenes fijas: La de Felipe junto a Patxi pidiéndole audacia; la de Rubalcaba recordando su promesa al líder vasco; y la foto del aspirante a candidato de las primarias socialistas pidiéndole a la imagen de Ramón Rubial que infunda de suerte e inteligencia a quien vaya a decidir la elección de futura del nuevo secretario general del PSE-EE, una designación siempre llena de palabras y actitudes difíciles y arriesgadas.


Artículo publicado en Zoom News       29 enero 2014

http://www.zoomnews.es/194112/actualidad/espana/rubalcaba-patxi-lopez-y-juego-las-palabras              

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