lunes, 30 de enero de 2012

El feudo

Las señas de identidad, las de verdad, las que van con el ADN de personas, grupos y organizaciones, no cambia. Máscaras o taparrabos, sombras chinescas o pantallas leds no son suficientes para encubrir, deslumbrar y disfrazar, amortiguar el peso de lo propio. Tampoco hay que engañarse. Aún les queda vida por delante, oxígeno económico en vena para levantarse, abrirse paso y volver a la escena. Aunque el peso del tiempo pesa. Su estrategia es la supervivencia, la apariencia aceptable y sortear el reto de parecer iguales.
Ha decidido convocar elecciones a solo unos meses de ser presidente de Asturias. Su Foro ha dado para poco. O tal vez sigue sin repartir poder con La Casona. Sea como fuere, ese trozo del huevo de la serpiente se ha desprendido, por ahora, de sus muros feudales. 
La derecha siempre vive mal en minoría: conquista donde puede nuevos feudos, alquila escudos feudales e incluso incorpora a incautos sin feudo, en el equívoco del bien común o del propio.
Pero la derecha extrema, que solo diferencia el nombre, no soporta la minoría. Por eso juega con el as de bastos y rompe el juego. Volverá. La serpiente siempre vuelve a marcar sus nidos.

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