sábado, 27 de julio de 2013

Morir en Santiago

Las cifras son garabatos, números sin alma. 
Cada muerto en Santiago e
s un hachazo en las entrañas
ahí, donde la memoria hierve.
Cada rastro en la hierba 
una pisada en la rua,
cada imos indo 
una esperanza desplegada.



Llegar a Santiago no es una meta, 
que el tiempo y el aire la cortan. 
Pisar Santiago es estrujarse 
para hacer hueco a lo mejor de los demás.
Y crecer hasta los campaniles
en una suerte de nueva vida
entre nubes bajas y el suelo de cristal. 
Morir en Santiago es una puñalada de la suerte, 
un despropósito más, 
imprevisible, 
siempre cuando más cerca vimos la gloria.

A ti que te quedas 
te harán la ola los escalones de la Quintana, 
la Parra extenderán las uvas para tu viaje
y las ventanas cerradas del muro 
se abrirán para dejar salir las letanías.

En Santiago no se muere. 
Se llega y punto, porque a vida e outra cousa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario