En realidad, la institución carecía de titular desde antes de Enrique Mújica, quien fue elegido con nocturnidad respecto del PSOE y, sobre todo, alevosía por el señor Aznar, que aupó al exministro de Justicia en el gobierno socialista para demostrar que es posible elegir a alguien que se dice socialista, hombre de Estado, defensor de la España constitucional y respetuoso con las competencias del Estado autonómico y, a la vez, practicar todo lo contrario sin que se rompa ningún vaso por el chirriar de los fundamentos. Incluso sacar brillo a los colores del logotipo de la Institución y pasearla por todo el mundo como institución emblemática, mientras entraba en los territorios autonómicos con paso quedo para actuar donde otros ya actuaban en ejercicio de sus atribuciones.


Alfonso Guerra debe estar dando saltos, pero de la risa, viendo cómo, burla burlando, quien fue objeto de sus mejores piropos, doña Soledad Becerril, alias "Mariquita Pérez", es la hija del acuerdo entre gobierno y oposición socialista. Y cómo en el mismo parto, un preclaro guerrista, "padre" económico del socialismo durante tantos años en el Parlamento, Francisco Fernández Marugán, surge como adjunto a la nueva Defensora del Pueblo estatal. La primera, alejada de la vida política por supuesta decisión personal hace escasos meses al renunciar a ir en las listas electorales del PP; el segundo, desalojado por decisión del PP de la posibilidad de presidir el Tribunal de Cuentas. Nunca fue tan falsa la afirmación de que la política hace compañeros de cama a los adversarios. En este caso sólo les ha puesto camas separadas y de 90 en un hotel al que se le han caído las estrellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario