ETA
anuncia su disolución en vísperas del cónclave nacionalista en el País Vasco
francés
-
La muerte súbita de la banda terrorista
-
La izquierda radical abertzale se quita las espinas de su pasado violento
para crecer electoralmente
La historia de los últimos 60 años del País
Vasco siempre ha encontrado una dificultad insuperable: identificar el verbo,
la acción, el motivo histórico al que se refiere la historia, porque la
historia real y la leyenda tienden a confundirse; la tradición vale para
sustentar hechos no reales o para desvirtuar otros menos convenientes. Más aún en
los últimos años, porque en este tiempo la verdad es el resultado de la
insistencia, aunque el verbo no sea parte de la verdad. Con esa dificultad se
han encontrado quienes vienen hilvanando el relato del más de medio siglo en el
que ETA ha sido el lado más oscuro del País Vasco y de una parte de la historia
general de España.
El comunicado de la organización terrorista ETA
hecho público este miércoles intenta rentabilizar el fin de esa historia oscura,
pero el anuncio de su disolución es un error en el contexto político y social
de Euskadi. El verbo disolver fue
importante mientras se esperaba que lo hiciera. Ahora, su desaparición formal
no tiene importancia alguna porque hace más de dos años que su existencia ya no
cuenta. Hoy día, la política en Euskadi no se hace con la utilización
interesada de la amenaza de atentados, sino con votos de apoyo al PP en el
Gobierno español y las correspondientes y exigentes contrapartidas del PNV.
EL ERROR DEL VENTRÍLOCUO
Con todo, el mayor error ha sido volver sacar a
ETA de su propia inexistencia como motivo principal en la estrategia de la
izquierda nacionalista. La misma izquierda que fracasó en el cónclave de Ayete
(San Sebastián) en su intento de ampliar su presencia y apoyo hasta espacios
políticos más moderados que el de Herri Batasuna (hoy EH Bildu). La presencia
de mediadores de la nada internacionales no sirvió para que ese resto de ETA
anunciara entonces su disolución. El fracaso de ese acto dejó a la izquierda
abertzale donde estaba y a los presos en las cárceles.
El lenguaje con el que se anuncia la disolución
de ETA es otro error que pasará a la historia. En ningún momento es ETA
-tal como la entendemos- quien escribe. Son otros los que comunican que ETA ha
decidido desaparecer, en un recorrido que salta de la primera a la tercera
persona del verbo, proclamando una inequívoca relación entre unos y otros. La
misma vinculación que se pone en evidencia al producirse la coincidencia entre
el anuncio de la disolución y la celebración del “nuevo encuentro de Ayete (San
Sebastián)” dos días después, pero Cambo, en el País Vasco francés. Ese segundo
escenario será el comienzo de la estrategia electoral de la izquierda abertzale,
a un año de las próximas elecciones generales.
La confusión sobre la persona del verbo deja
pasar la idea de que la acción de ETA era iniciativa política y que ésta pasa
ahora a ser responsabilidad de esa izquierda social que los ha acogido desde la
clandestinidad o la cárcel, aunque darle valor de estrategia política al
terrorismo reciente sea un eufemismo propio del mejor fascismo.
MATAR AL PADRE
El plan cómplice se extiende por toda la
declaración desde su inicio y, más allá de las palabras escritas en nombre de
la banda, la parte más intensa es la dedicada al futuro. EH Bildu y Arnaldo
Otegui a su cabeza necesitan un discurso ”limpio de ETA” con el que comparecer
a las elecciones. El encuentro del día 4 será el “escenario 2” después de
Ayete, al que seguirán otros con un contenido y objetivos claros, y esta es la
parte dedicada al verbo “actuar”.
La reclamación de amnistía será, de una parte, el objetivo y la razón
para la presión para conseguir la movilización en la calle y el acercamiento de
los presos de ETA a Euskadi, con un PP entregado al PNV hasta las próximas
elecciones generales y Otegui despojado de las espinas de la historia. Pero será
el lehendakari Urkullu (PNV) quien se pondrá esa medalla antes de que se aproxime
la fecha de citadas elecciones generales. De otra parte, EH Bildu quedará
absuelta incluso por el PNV de su complicidad con ETA y dará paso a una
confrontación abierta con la derecha nacionalista para achicar su distancia en
votos y, a la vez, anular el posible crecimiento del eq uívoco Podemos vasco. La
pugna sindical entre ELA y LAB por el protagonismo sindical este pasado 1 de
mayo y en las empresas vascas no es nueva, pero las banderas respectivas ondean
cada día más calientes.
En su despedida, ETA y quienes escriben en su
nombre dejan libre el camino a que los presos críticos con la organización
decidan sobre su futuro personal, en un acto de generosidad en el que los
etarras “hacen de la miseria virtud”, al igual que los otros hacen virtud con
la miseria de esta anunciada desaparición de ETA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario