jueves, 2 de agosto de 2012

Sólo un momento: 25 Kg de bandera

Parece que no es la primera vez, pero quedaría mal reconocer que la bandera española de la céntrica plaza madrileña de Colón se cae de vez en cuando, por el peso o los enganches, pero se cae, como esta mañana. Debió ser interesante ver no ya la ascensión de esos 25 kilos de bandera nuevamente por el mástil, sino la cara de los turistas que presenciaron cómo la tela iba subiendo como la primera de riesgo y el mismo dia en que las autoridad financiera de la Unión Europea, su Banco Central, nos daba con las puertas en la cara, aunque también a Italia, el mismo dia y quizas a la misma hora en que el presidente electo español y el presidente impuesto italiano se reunían en la Moncloa y, demudados, no sabían que responder ante el portazo.

Foto Emilio Naranjo. EFE
Que una bandera caiga al suelo ocurre hasta en los desfiles militares (bajo pena y castigo), e incluso cuando se añeja y luce destrozada nadie se alarma. Han pasado los tiempos en que la bandera de España sirve para poco más que inspirar a un oportunista diseñador ruso sobre los colores de los trajes deportivos de nuestra olímpica selección nacional, sometidos a la crisis, la arbitrariedad de los árbitros londinenses y al mal gusto del dibujante exsoviético. Es la consecuencia de querer convertir un símbolo en la marca hispana, en esa marca/país que Espinosa de los Monteros (ironias de la vida) tiene que recuperar por encargo del mismísimo Rajoy. La caída de la bandera es un paso atrás, si cabía alguno más, en su carrera de conseguidor marquista.

La bandera de Colón no es la bandera de España, aquel pretencioso con bigote que emulaba a Miterrand quería ver desde su despacho en Génova la seña española, como quien se pone la foto de los niños en el escritorio o la pantalla del ordenador. Tal vez en una cosa tenía razón: cuando la bandera de España pesaba menos pero era más significativa, Aznar y su ultraderecha consiguieron convertirla en patrimonio propio. Un símbolo de dignidad, dirían. La izquierda repudió la marca y  hasta el valor de la tela, aunque el paño ondease sin aguilucho. 

Aunque la sigan poniendo la próxima vez que se caiga, hoy, esos 25 kilos de tela en manos del PP  pesan menos que esa pretendida dignidad, tan a ras de suelo a pesar nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario