Si tiene suerte y para el próximo año 2017 el Círculo de Empresarios de Catalunya le invita a Sitges para su XXXIII asamblea nacional, acuda. Podrá pisar el maravilloso Museu Maricel y escuchar a todos los que se supone que algo tienen que decir de interés para entonces. Pero no se haga ilusiones, en 32 años de convocatorias similares, el Círculo de Empresarios catalán no ha dejado de ser lo que es aunque su influencia es cada vez menor. Eso sí, verá las caras más conocidas del momento, como este año ha ocurrido. Y todos con corbata, aunque la humedad de algunos años sea insoportable en esa ciudad costera de Barcelona.
A estas alturas, probablemente lo más interesante de Sitges sea ya su fama de Meca gay mundial y el murmullo de sus terrazas a la sombra. Pero esos 10 metros de altitud de Sitges no le va a dar a nadie de los que vayan al Círculo de Empresarios lo que Salamanca les negó. Incluso es posible que se les vean las enaguas debajo del hábito político.

Mariano Rajoy piensa que ganará las elecciones de dentro de unos días, y está en su derecho, incluso tendrá el mérito de haberlo hecho sin despeinarse, sentado en la escalera de Moncloa mientras los demás (algunos quería decir) se dejaban su hatillo de programa en la mesa.
A esa altura de 10 metros sobre el nivel del mar catalán a Rajoy le ha bajado la tensión y la incoherencia cuando anuncia que volverá a ofrecer al PSOE y Ciudadanos un pacto a la europea, y olvida qué es eso de “a la europea”: diálogo en el centro político, para lo que es imprescindible que quienes negocian provengan de ahí o lo intenten. Pero Rajoy amaga sin ceder y amenaza con la bondad del jesuita al decir que “dejaremos a un lado” los temas que no se puedan acordar. Si es cierto lo que PSOE y Cs decían, fuera del acuerdo quedarán todas las políticas del PP en estos últimos años de pesadilla y las consecuencias del futuro tampoco se podrán remediar (corrupción, paro, pensiones, sanidad, educación, dependencia ……). Y cabe preguntarse qué quedaría por acordar: ¿Venezuela, tan de moda ahora como si hubiesen descubierto América de nuevo?.
Dejó en Sitges la advertencia de lo increíble y se marchó entre abrazos.

Está claro que este período teatral entre elecciones no ha alimentado la inteligencia de los candidatos y que los empresarios catalanes del Círculo son siempre más listos que sus invitados.
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