Viendo anoche "Hannah Ardent", sobre la vida de la filosofa judía no podía suponer que hoy, el día que el amigo y compañero de Cospedal -el señor Bárcenas- terminó en la cárcel iba a tener que recordar el silencio que Hannah denunciaba en su análisis del holocausto nazi. Un silencio que tenía que ver en aquel entonces con el papel de los propios líderes judíos frente al horror nazi que se extendía y el exterminio de sus propios correligionarios y conciudadanos europeos.
María Dolores de Cospedal. Foto EFE |
Las primeras palabras de María Dolores de Cospedal siempre me parecieron una amenaza de esa rancia derecha rancia manchega que ha creado escuela a base de faldas escocesas e hijos de San Jose o Hijas de María.
Su eliminación del Defensor del Pueblo y las demás contrarreformas sociales fueron siegas sucesivas y anteriores de derecho, siegas que se consintieron porque parecían menores. Era un discurso sin aparentes consecuencias graves. Con el ruido de sus reformas y la anecdótica peineta hemos dejado avanzar esa serpiente ancha y silenciosa, la del fascismo que se mueve como el agua del Guadiana, bajo tierra pero a flor de piel.
Hoy reduce el Parlamento manchego y en realidad da un golpe de muerte a la democracia representativa. Deja el poder para caciques y nuevos ricos, su propia clase política, la que se escondió cobardemente en aquella UCD manchega, tramposa políticamente y ventajista económicamente. Un nuevo giro de tuerca en este negocio económico en que han convertido la política. Detrás de una decisión política siempre hay una económica, decía el denostado Carlos Marx, que tan buenos diagnósticos solía hacer, como Hannah Alent. Con la amenaza de negociación sobre el número de escaños ha insultado a la democracia y pretende negociar con el PSCLM-PSOE a cuántos dignatarios de una y otra parte hay que dejarle el escaño intacto, remuneración reducida y transporte eliminado. nada como ensuciar la imagen del vecino, asustar a su familia política, para después quedarse con sus tierras. La democracia arde con Cospedal en Castilla-La Mancha. Le peor de todo es que es una siega rápida, con cómplices conocidos, de esas que se van como un incendio en pleno agosto y la tierra es un valdío hasta tanto tiempo después.
Nunca fui militante manchego. Pero me puede esta democracia ardiendo en Castilla- La Mancha como si me fuese la vida en ello. Nos va la vida en ello. Aunque no lo queramos creer.
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