lunes, 17 de septiembre de 2012

Sólo un momento: Lo Público o Solos en el jardín


De diferentes profesiones, todos nos encontrábamos juntos en aquel repecho mÁs umbrío del jardín durante estos pasados días de caluroso verano. Habíamos dejado de lado en aquel coloquio de cinco personas las cuestiones laborales sabiendo que hace más de un año nuestro trabajo es una ola sin luna, un horizonte indefinido.

Cumplidos ya los 45 años, fuimos acomodando las inquietudes al día a día profesional y nuestra razón básica era el oficio y la eficacia de nuestra labor. Todos eramos empleados públicos de diferente nivel y modo de relación laboral pero todos comulgábamos con el afán de lo público: la base imprescindible de un Estado social de derecho que aúna dos conceptos, el del derecho colectivo como fundamento de nuestros servicios y la misión social de ese trabajo.

Nos preocupaba menos cómo aquilatar la silla al suelo, nuestra realidad individual al sísmico movimiento que se estaba produciendo. La ruptura del status quo no era económica ni de mayor dedicación. Su consecuencia más inmediata era el fin de ese concepto fundamental, el del derecho colectivo, y la conversión en negocio de nuestra razón vocacional: lo social.

De pronto comprobamos que nos habíamos quedado con la silla en la mano viendo donde situarla, con un jardín hundido y reseco a cientos de metros de profundidad y el eco de unas palabras: de lo social, lo posible. Hoy lo social, lo publico es lo imposible y ni hay debate; es el final de una batalla en la que no se perdona ni un resquicio.  

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