El secretario general del PSOE,
Alfredo Pérez Rubalcaba, y el del PSE-EE, Patxi López volverán a estar juntos
dentro de unos días como cierre de las jornadas “Reflexiones de futuro”, que han organizado en Euskadi los
socialistas vascos y la Fundación Ramón Rubial. Era muy importante para el PSOE
que esta convocatoria arrancara días atrás con la intervención del expresidente
del Gobierno, Felipe González, quien, antes que presidente del Gobierno, fue
secretario general del partido. Era lógico que, a modo de anfitrión, quien se
sentase a su lado en primera jornada sobre el futuro fuese el secretario general
del PSE-EE, que también es expresidente (exlehendakari), en este caso del
Gobierno vasco durante casi una legislatura completa.
Con el conocimiento de la historia
sobre sus espaldas, Felipe González disertó sobre el futuro de casi todo, con
especial atención al del Partido Socialista. Eran muchas las miradas cruzadas
entre ambos pero muchas más las que dirigían los asistentes al líder intentando
ver el eco de sus en la expresión de Patxi. No dejaba de ser el acto una cierta
ceremonia de la confusión, probablemente no intencionada, porque Felipe sigue
manteniendo el perfil de quien ya no quiere ser el guía de nadie, pero habla, y
Patxi López espera llegar al mes de septiembre sin decir si quiere ser algo más
que exlehendakari de Euskadi; por ejemplo, candidato a las elecciones primarias
del partido para la presidencia del Gobierno; una posibilidad que todo el
partido (la suma de los más fuertes) ya tiene descontado y mientras el resto de
la sociedad, si es que algo le va o le viene ya en esta historia, mira con
curiosidad y sorpresa el juego de palabras sin contenido y silencios llenos de
palabras.
No venía al caso que Felipe, siempre
cauto y, no obstante, siempre en el borde de la crítica, hiciera una
declaración de apoyo expreso a Patxi López candidato en las primeras, porque
mantiene que no es tiempo de afirmar lo que cantan las vecinas, y porque toda
la liturgia de estas jornadas ya va destinada a formalizar la entronización del
candidato vasco para suceder a Rubalcaba. Todos son conscientes de que este
pequeño simposio socialista sobre “qué hacer” tiene la doble importancia de
rodear al nonato candidato, crear en su entorno una nube de ideología sin que
Patxi necesite presentar los contenidos de su perfil como aspirante, porque no
sería aún el momento de hacerlo, y, en segundo lugar, crear la imagen de unidad
en torno al circunstancial líder de una candidatura que aún no se ha presentado
pero ya parece estar bien negociada durante la Conferencia Política. Un tercer
objetivo, tan poco declarado como los otros dos, es el de hacer la ola y situar
al frente del debate a un aspirante a líder socialista nacional sin que tenga
que exhibir ya los huella de su dentellada o las piezas que nunca tuvo.
Pese a esta nebulosa orquestada en
torno al futuro, el futuro no es menos impreciso dentro de la niebla. Sobre
todo, internamente. No son nuevas las palabras de Felipe sobre la necesidad de
no centrar la mirada en el ombligo del PSOE, no vaya a ser que se vea el humo,
pero la sensación es que su mensaje no fue comprendido después de la derrota,
que se tomó a humo de pajas esa primera advertencia de hace más de dos años y
que, como púgiles sonados, la pelea ha continuado sobre el ring interno todo
este tiempo mientras la sociedad hace ya más de un año que pide, por boca del
desprecio, que le devuelvan las entradas, porque la crisis, la verdadera, está
en otra calle.
Ese juego con la palabra futuro que
se declina estos días en Euskadi, con los máximos representantes socialistas en
primer plano, va y viene de una parte a otra del socialismo vasco pero tampoco
en este sentido las palabras tienen igual significado. Cuanto más oídos sordos
se les comienza a hacer a Felipe González y a otros muchos cercanos, más
insiste él en su idea de que hay que “buscar
a la sociedad y no esperar a que vuelva por si sola al PSOE”, otros
dirigentes territoriales vascos aconsejan no desesperar, que ya vendrán ellos
solos porque solo ese viejo partido es capaz de ser oposición y aportar
respuestas a una sociedad descreída que ya no escucha a los políticos ni en la
radio, aunque estos opinen que si no les escuchan, peor para ellos.
Ese discurso con timbre soberbio son
palabras hiladas para los actos de euforia, para el envalentonamiento frente a
unas encuestas que en Euskadi ponen al PSOE contra las cuerdas de una posible
nueva derrota; por eso es importante que hablen del futuro en esas Jornadas
dirigentes en activo como Rubalcaba o Patxi López. Ambos llegaron a la clausura
del último Congreso Nacional del PSE-EE, hace casi un año, en el Palacio
Euskalduna de Bilbao, ese lugar de congresos donde la música del presente
supera la imagen vieja de lo que Bilbao fue industrialmente. Palabras nuevas
sobre cimientos sólidos. En esa ocasión, el actual secretario general del PSOE
le prometió al recién elegido secretario general del socialismo vasco que “allí donde estés, te ayudaré”, esa es
una clave del futuro, porque a
Patxi López las elecciones europeas próximas ya le pillan de lado y no
estará presente para comprobar si el PSE-EE supera o repite suspenso en las
municipales próximas, donde tanto se juega en Euskadi.
Aquellas palabras de Rubalcaba
siguen resonando llenas de significado. Tal vez sea esa promesa la que le ata
las ansias a Patxi López, la que le obliga a estar presente sin pronunciarse,
porque, aún cuando se hable de futuro, el suyo lo controla otro. Felipe González
insiste en que se salga de la zona de seguridad de las instituciones, que
protegen a fuerza de ocultar, y que el PSOE sea capaz de reinventarse, porque
la sociedad ha cambiado, pero algunos en Euskadi pueden salir malheridos en el
próximo combate electoral si continúan abrazados a unos Estatutos que parecen
prohibir lo que el expresidente y los propios congresos propugnan hasta que, en
el viaje de regreso, se pierde el significado de las palabras.
A Euskadi se ha querido traer el
debate sobre el futuro del socialismo que hace dos años no encontró hueco en el
Congreso de Sevilla, ni tampoco hace semanas en la Conferencia Política de
Madrid. Tal vez ahora solo queden tres imágenes fijas: La de Felipe junto a
Patxi pidiéndole audacia; la de Rubalcaba recordando su promesa al líder vasco;
y la foto del aspirante a candidato de las primarias socialistas pidiéndole a
la imagen de Ramón Rubial que infunda de suerte e inteligencia a quien vaya a
decidir la elección de futura del nuevo secretario general del PSE-EE, una
designación siempre llena de palabras y actitudes difíciles y arriesgadas.
Artículo publicado en Zoom News 29 enero 2014
http://www.zoomnews.es/194112/actualidad/espana/rubalcaba-patxi-lopez-y-juego-las-palabras
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