Hablan para el número 8 de habilidades políticas, experiencia en el manejo del poder y la autoridad, afán por sus causas y por alcanzar el reconocimiento, capacidad de decisión y mando. Parece que el número 8 representa también la firmeza de planteamientos, autoexigencia y habilidad para alcanzar logros materiales de todo tipo.
Para quien se sitúa frente a él, el 8 puede ser un número fatídico. Llevamos meses jugando con ese número desde el Gobierno, con las cifras de déficit y con las del déficit oculto; las del déficit permitido para 2012 por la Unión Europea y las 5,3 (5+3) que finalmente nos han impuesto, una rebaja que a estas horas estará desvelando el sin sonrisa ministro de Economía.
Pero, sobre todo, el 8 deja muy atrás la esperanza fronteriza, la esperanza vana de un fracaso que se asentara en el 5, vaya, un aprobado sin méritos. El 8 u 800.000 de este 29-M es agrio además de insospechado. Añade a la mitad más de la mitad restante hasta el 10, es una puntuación sin retorno y que anuncia suelo firme en el futuro inmediato.
Frente al 8 no caben las cábalas del 16 menos de gasto eléctrico. Si esa es la visión del problema se equivoca quien así lo mire. Se equivoca asimismo quien utilice hoy dia ese sistema métrico social falseado, porque no aísla la realidad de la importancia del 8, el eco de la calle, aunque conviertan los medios de comunicación en colchones o sordinas. El cansancio ya supera la razón numérica y la secuencia de cifras incumplidas o impuestas, los pantalones arrastrados por el húmedo suelo de Bruselas o los 8 destapados de ese déficit añadido que los propios han dejado al Gobierno en bandeja, como aperitivo de futuros problemas.
Jugar con el 8, provocar hasta 8, es un riesgo. En el "punchinball" de la feria el 8 tiene premio y el 10 hace sonar la campana y cae el mayor premio. Jugar al 8, provocarlo, es un riesgo si no tienes en todo el control sobre el posible 10. Por éso, si el consumo eléctrico es el nuevo barómetro social, la próxima cita después del 1 de mayo puede ser el apagón total, el temido 10, el terrible millón de concentrados en las calles ante la mirada atónita de los leones de bronce que les vieron huir por las ventanas del Parlamento antes de que aquel primer millón de ciudadanos llegara ante ellos para escribir en las puertas aquel "Ya está bien".
Hola, Aurelio. Acudiendo al cancionero popular, recuerdo una estrofa de una linda canción ("Estrella del Rock") de Sergio Makaroff, que dice:
ResponderEliminar"Todo plan es perfecto si sale a pedir de boca/
todo plan es perfecto si nadie se equivoca/
pero la estrella de rock se estrelló contra una roca".
Mucho me temo que este plan (el plan...¿qué plan?...)contiene muchas equivocaciones....y que la estrella del rock va DERECHA al naufragio. Y ya no servirá el "sálvese quién pueda".
Celebro cada uno de tus textos. Bien traídos, mejor expresados.
Un fuerte abrazo.
Pedro Rial.